EL ESPEJO DE LA VIDA
(Relato)
Por Francisco Javier Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Por Francisco Javier Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Me acerqué al espejo de la vida,, queriendo ver mi
rostro después de muchos años, cuan sorpresa me llevé, había una figura
masculina de buen porte, sonrisa y animo de vivir, igualito a mi persona Me
dijo hola Francisco como estás, le dije muy bien, quien eres tú, soy tu
conciencia tu yo, el doble de tu vida, estoy aquí para cuidar de tus actuaciones,
darte consejos, guiarte por el buen camino para que seas prospero ecuánime y
seguro, creíble, honesto, sociable y familiar. Hajaa y donde estabas tu durante
este tiempo de mi vida?. Bueno después te
cuento. Le dije, no así no son las cosas, explícame de donde saliste y porque
ahora que estoy relajado en mi hogar, en descanso y tranquilidad interna y la
que se puede en la Sociedad.
Dije que bien, lo único que te pido es que no estés pegado a mi
déjame tomar mis propias decisiones y crecer en la vida. Dicho esto me aleje
del espejo ya consiente a que había alguien que se preocupaba por mí, de verdad
me sentí seguro, esa figura era mi doble, háganse de cuenta que era mi alma
gemela Ernesto, un hermano que me dejó mi progenitora para que no estuviera
sólo en la vida.
Ese día que apareció la figura en el espejo viví las veinticuatro horas confiado de todo lo que se dijo y se imaginó, porque la mente no solo convierte el pensamiento en palabras, también las pone a actuar y a tomar decisiones que pueden favorecerte como también perjudicarte.
Al día siguiente que vuelvo al espejo, esperé media
hora a ver si la figura de Ernesto aparecía y podíamos conversar sobre una decisión
que estaba craneando ejecutar, poner en práctica, pero fue en vano, me dije
para mí mismo, este tipo va a salir falcioni, como todos los hermanos de sangre
que suman dieciséis, enseguida apareció y dijo no pienses eso de mi, solo que
estaba desayunando porque voy a salir a
ejecutar un proyecto de vida que te concierne y que voy a ser tu asesor.
Estaré a tu lado en cada paso que des, serviré de
puente cuando no te des cuenta del hueco que dejo una rejilla de hierro que los
vándalos se llevaron, caminare adelante dos pasos antes de los tuyos, vámonos
que el camino es culebrero, llegamos al
objetivo, una calle larga llena de barro amarillo, con un tráfico de buses que cogían
una curva a los quinientos metros, miré. observé y concluí que esa era la calle
que en mis sueños recorro todas las noches de mi vida, allí a mitad
de cuadra había una joven blanca pecosa en todo su cuerpo, cabello rojo bajita,
a decir verdad no era que me gustara, sino que me causaba admiración por su
pigmentación y su cabello, no más. Pero durante estos cuarenta y cinco años que
han pasado no me he podido sacar de la mente su silueta, como tampoco la calle
en donde vendía lotería a mis diecisiete años.
Ernesto me dijo te traje a aquí para que te olvides de
ese pasado que aunque no fue tormentoso siempre te acompaña y no te deja llegar
a la fase tres del sueño, ahora vamos para las calles de Barranquilla un
poquito después de ser policía Nacional de Colombia.
Llegamos a la calle treinta y cuatro con carrera cuarenta y uno, o sea Paseo Bolívar con Progreso, allí fue donde el patillero lo atropelló un camión y le partió las patillas que según dice Roberto Solano el compositor de esta melodía, eran rojitas como el corazón, pero del susto del camión se volvieron amarillas, bueno en ese sitio Ernesto me recordó que mis sueños eran vestido de Policía, por no quemar el siclo de esa carrera que interrumpí para ingresar a la familia del Banco dela República, me dijo acuérdate que aquí fue donde el mayor Figueroa te cogió uniformado de policía y con bigotes, cuando la institución no lo permitía, también aquí fue donde encontraste al juglar vallenato Juan Polo Cervantes Juancho Polo, lo llevaste al hotel San Nicolás y pagaste de tu bolsillo la noche de descanso del compositor de Alicia Adorada.
Llegamos a la calle treinta y cuatro con carrera cuarenta y uno, o sea Paseo Bolívar con Progreso, allí fue donde el patillero lo atropelló un camión y le partió las patillas que según dice Roberto Solano el compositor de esta melodía, eran rojitas como el corazón, pero del susto del camión se volvieron amarillas, bueno en ese sitio Ernesto me recordó que mis sueños eran vestido de Policía, por no quemar el siclo de esa carrera que interrumpí para ingresar a la familia del Banco dela República, me dijo acuérdate que aquí fue donde el mayor Figueroa te cogió uniformado de policía y con bigotes, cuando la institución no lo permitía, también aquí fue donde encontraste al juglar vallenato Juan Polo Cervantes Juancho Polo, lo llevaste al hotel San Nicolás y pagaste de tu bolsillo la noche de descanso del compositor de Alicia Adorada.
Fase tres: ahora me dijo Ernesto vamos para la villa, específicamente
para la placita, sitio de tu niñez y la mía, porque a decir verdad, yo nací
cinco minutos después que tu cogiste aire en tus pulmones y mi tía Josefa Pía
Cadrazco Calderón García te estampó una palmada en tus nalgas arrugadas y en
vez de llorar, dijisteis una mala palabra mental que solo yo tu hermano gemelo
escuché.
Aquí en la placita llegamos a los cuatro meses de
nacidos porque nuestra progenitora estaba trabajando en una casa de familia en
corozal y no nos podía atender, ese día que llegamos como tú eres más llorón
que yo, dabas gritos porque tenías hambre y ya la teta no estaba, te empujaron
un tetero de agua de panela y te quedaste dormido, fue pasando el tiempo y
vinieron por mi(Ernesto) y mis hermanas Aida y Arelis y nos fuimos para
ayapel córdoba, lo siento mi gemelo pero era una decisión que no aceptaba pero
la tenía que cumplir, acuérdate que a los menores en esa época nos mandaban
hasta a dormir temprano sin chistar.
Sé que se te partió
el alma al vernos partir, y ya serian dos veces que se te parte y por eso estoy
de nuevo a tu lado para compensarte esa ausencia sentimental, pero no la de
Rafa Manjarrez.
Bueno mi hermano Ernesto lo que si te puedo decir es
que durante tu larga ausencia, me volví boxeador, torero banderillero, bailador,
monaguillo y seminarista, vamos por parte: Boxeador, porque en la Escuela
Primaria todo el mundo a mi alrededor me querían pegar por mi pequeño y fornido
cuerpo, ellos pensaban que teníamos la misma edad, pero no, solo que a mi me
adelantaron dos años durante mis estudios primarios y no me dejaba pegar.
Por la supervivencia y manutención de mis dos padres, que no los voy a llamar adoptivos, porque fueron mis padres y punto, buscaba unos cocos, unos gajos de cuatro filos viches, los tamarindos y mangos del patio de la niña mañe Cárcamo, los huevos de las pava, eran cosas insignificantes que ni se daban cuenta.
Torero, banderillero, en los playones de la villa, porque veía la valentía de esos profesionales y los billetes de a pesos con el águila volando que le tiraban al torero por su faena en la corraleja, bailador, no más en la placita hacían los fandangos con dos bandas de música de veinticinco componentes humanos, que se escuchaban en san roque, esa música me cala el alma, el cerebro y me agita el corazón, además tenía cabida a coger y tratar de tocar esos instrumentos porque los integrantes de la banda 12 de octubre de caimito, eran primos de mi progenitor.
Monaguillo, bueno vi la forma de educarme y a la vez
servir a Dios en la tierra de la maldad, del paraíso terrenal, ayudar a mis
padres hasta que el creador viniera por ellos, ya metidos en la vejez.
Se me concedió llegar al seminario en horas de la
tarde, porque el párroco no soportaba la calilla del joven andando por los
techos de la iglesia, manejando la camioneta Powell sin saberlo hacer y ect,
ect. Pero eran travesuras de joven, tenía un buen comportamiento en mi hogar y
en general, todavía hay paisanos que me recuerdan en la Villa. Interrumpe
Ernesto, “O sea que tu ibas a ser Sacerdote”, si le contesto, quiso soltar una
carcajada con la boca entre abierta y se le salió la baba, eso por burlarse de
mi persona. Le dije ya veo que sacaste la casta Cadrazquera, burlones todos
ellos.
Para mi, Francisco Javier, la placita donde me crié sin
ti hermano gemelo Ernesto, era el lugar más hermoso de la tierra, a pesar de
mis restricciones de la supervivencia humana, la carencia del mínimo vital para
sobrevivir, pero nunca me hizo falta mi Dios, personas valiosas de mi entorno
general de la placita, y mis visas Díaz Pérez del puerto, fueron mis benefactores y eso no lo voy a olvidar porque para mí,
hermano gemelo Ernesto en tu ausencia fueron mi familia.
Allí en esa placita donde llegaban y pernotaban
durante la noche los animales cimarrones como vacas, toros, mulos, burros de
cuatro patas, el famoso toro candilillo, en donde había una bomba de substraer
agua de la tierra, ya inservible, solo aprecian las lombrices gigantes todas
las mañanas a alimentar a las gallinas, pavos y patos gansos, en donde mi mente
recordaba a los difuntos a media noche y me hacía correr de la sala al único
cuarto donde dormían mis padres del puro
miedo notaba la presencia del difunto al
frente de mi hamaca, y me iban a coger.
Respondón y renuente a hacer mandados a la tienda, más
cuando iba era a fiar los alimentos, siempre me decía mi querida madre, “te va
a salir el diablo por tus malcriadeza”, pero al fin iba, lo considero
justificable, porque no eran groserías, hacia parte del pechiche y el amor que
me tenían y no perjudicaba la tranquilidad de mi hogar, también recuerdo mi
hermano gemelo Ernesto cuando se formaban los fuertes nubarrones en el
firmamento y el cerro corcovado anunciaba, avisaba que iba a caer un fuerte
aguacero, me preparaba para surcar el arroyo que corría de los lados de san
roque, pasaba debajo del palo de hicaco macho, donde caía a media noche una
totumita de oro con que se bañaba la diosa villera, su recorrido hasta tirar
sus aguas a la chambita, después de pasar por un cayo de yuca Sahagún,
rasquiñosa y llena de culebras, hormigas y demás, pero eso no impedía a que
cinco jóvenes bien fornidos, acostumbrados a nadar llegáramos sanos y salvos a la laguna de la chambita,
después de esquivar alambres de púa en su recorrido.
Huy Ernesto te cuento de lo que te perdiste, habían en
mi casa unos palos de mango, uno de coco y otro de níspero y por ultimo uno de
mango de rosa, como el mico mono aullador, recorría sus ramas y con navaja en
mano iba comiendo frutos fresco y alimenticios que me daban fuerza a continuar
la vida. También en el patio había guineos, habichuelas, berenjenas, guisantes,
ñame tumba, naranjas marañones, guanábanas, limón y marañón.
Después a los siete años cumplidos me acerque a la
iglesia, donde los curas españoles y comencé a ayudar en la misa y me fui
quedando hasta los diecisiete años, porque ellos los curas se iban del país
unos y otros cambiaban de sede, pero buscaron a mi progenitor y no apareció,
estaba en Venezuela, no hubo aval jurídico para salir del país.
Durante ese tiempo
mantuve a mis padres con su ayuda, aquí entra a mi vida la novicia de veintidós años Clara Rosa Álvarez, ella fue mi luz en el
camino desierto y espinoso para un joven sin futuro, recuerdo que habló con el Obispo Eloy Tato Losada,
español, para que me dieran el alimento diario y el de mis padres, yo comía con
ellos donde las monjas y todos los sábados llegaba a mi hogar una caja con provisiones
del programa Care. Desde entonces mis zapatos no estaban rotos, con suela de cartón, vestido nuevo, cariño y amor para complementar
el de mi humilde hogar, una escuela de valores y sentimientos que me hicieron
crecer y creer en la vida.
Cuando tu no estabas mi querido hermano gemelo Ernesto, evidencie lo que es un dolor de la puya de raya, barbul y bagre blanco, vendí pan, lotería y trabaje en un taller de mecánica, el dinero de mi trabajo
lo recogía mi progenitor disque para alimentar a la prole de hermanos que tenía,
con el tiempo mi hermano gemelo Ernesto, me entere que mi plata cogía otro
rumbo distinto y dije hasta aquí, de ahora en adelante sigo con mis proyectos
de vida, porque no me voy a estancar, nací para ser útil a la Sociedad. De aquí
en adelante te toca leer el Libro Huellas en el transcurrir de la Vida, relatos
de mi autoría, escrito en el año 2011.
Un día apareciste tú en mi espejo de vida, no te
conocía porque me abandonaste siendo un niño, sin uso ni razón, llegue un
domingo a visitar a mi progenitora, a quien le agradezco haberme traído a este
hermoso mundo de los humanos, y pregunte por cada uno de mis dieciséis
hermanos, y ella de raza indígena me contestaba que Ernesto viene, esa palabra
Ernesto me hizo retroceder en el tiempo y vagamente recordaba que yo no nací
solo y que existía la posibilidad a que Ernesto fuera mi hermano Gemelo, porque
dos cuerpos del mismo orden de ADN, se atraen, callé en el momento, pero seguí
maquinando en la mente ese nombre, deseaba que el Ernesto se me apareciera en
el espejo de murano que colgaba en la pared de mi casa, en donde la hacía
sombras y muecas a la vida.
Fue un domingo de carnaval barranquillero donde conocí
a mi media naranja y todavía después de treinta y tres años, la cargo en mi
bolsillo como una leontina de coca colo o bacán de la vida, ella, llamada
poéticamente Katherine estaba presente en casa de mi progenitora el día que
llegó de nuevo a mi vida, mi querido hermano Ernesto.
Preguntándole a mi Progenitora por mis hermanos de
sangre ella me respondía que Ernesto viene (O sea que ahorita viene), fue el
momento preciso para conocer a mi hermano Gemelo, el del espejo de mi vida, él, Ernesto, mi hermano imaginario está aquí en mi vida, en mis canciones, en mis poesías, en mis
cuentos, en mis aciertos, triunfos, sabores y sin sabores, en mis caminos y en
mi ser.
Por ultimo Espejo de mi vida, te delego en compañía de
mis hijos y nietos, para que cuando mi persona física, en tiempo y espacio, ya
no esté, multipliques a los crédulos e incrédulos y familiares, que existieron
dos seres Gemelos con mente de loco, muy
parecidos a Miguel de Cervantes Saavedra, pues nacieron el mismo día 23 de abril, a las 22:15 pasado
meridiano, en la calle San José, en San Benito Abad Sucre Colombia, que narraban poesías y cuentos, escribían
canciones y libros de la historia familiar. No pretendo aparecerme en el espejo de la humanidad, seguiré de incógnito, hasta que la historia cultural de mi pueblo se refleje como agua cristalina en ese gran espejo de la vida y diga, aquí nació un Escritor.
Seguidores de los escritos, los cuentos, las poesías y hasta de los cantos de vaqueria,he leido de: Gabriel García
Márquez, Juan Gossain, Manuel Zapata Olivella, Candelario Obeso, Orlando Falds
Borda, David Sánchez Juliao, Urbano Raúl Gómez Jatin, José María Vergara
Contreras, Guillermo Valencia Salgado (Compae Goyo), Manuel Narciso Jiménez,
Cristo García, Álvaro Carrasco, Inis Amador Paternina, Alexandra Adress Guzmán,
Jorge Marel, José Carrasco Cumplido, Oscar Flórez Tamara, tu tío Aureliano
Arroyo Díaz y muchos más ilustres personajes que van brotando de esta fértil tierra mi estimado
hermano Imaginario Ernesto Cadrazco Díaz, todos ellos nacidos como tú y mi
persona, en el triángulo de la Inteligencia Innata. Ves Ernesto de lo que te
perdiste.