UNA PELEA A PUÑOS,
FICTICIA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano
Hablando de mano Víctor, un hombre que se espanta
hasta de su sombra, no hay ser humano masculino que se atreva a mirarlo fijo a
los ojos, cuando llegaba al billar a jugar con sus amigos, como en el oeste
norte americano, los demás se largaban de ese sitio, hacia gárgaras con el
trago de ron, lo retenía en su boca hasta por quince minutos, luego se lo
tragaba, nadie sabía cuál era el truco de ese trago, cuando no estaba bebiendo
ron, mantenía una chuaca (pedazo)de tabaco negro en su boca y lo cacheteaba
como el bolo alimenticio de la vaca.
Una tarde que se encontraba en su parcela,
sorpresivamente se le presentó su mejor amigo, todo aporreado, camisa rota y
arrastrado de barro rojo, como el de la plaza de la Villa en los años 50, al
verlo mano Víctor vota el barretón con que estaba arrancando la yuca y dice
“madecio sea mi amigo quien te hizo eso”. El amigo le cuenta que se trompeo con
un señor parecido a Chipilín, que lo vino a buscar para que lo defendiera, que
el tipo lo estaba esperando en el billar, mano Victo dijo en su mente si es
como chipilín me le mido, ese no me gana a mí ni en las corvas, salieron para
el pueblo, mano Víctor sofocado del canicular sol, llegan cerca a los billares
y divisan al tipo de la pelea, media dos metros de estatura , sus brazos como
nido de guarapeándola, casi le caían al suelo y era fornido.
Mano Víctor le dijo a su amigo, ese tipo no se parecía a Chipilín, su amigo
le contesta, si mírale la cara son igualitos, eran mellos pero uno salió
chaparrito y el otro grande, mano Víctor la pensó, con ese no voy a pelear, no
he debido venir porque a decir verdad, ese no es mi problema, le dijo al amigo espérame
aquí, voy a hablar con él. Cuando le llegó cerca le dijo, vea mi amigo la gente
piensa que nosotros vamos a pelear, los amigos no se pelean, además nosotros
tenemos fama de trompeadores, unámonos para cuando alguien nos quiera buscar
bronca y nos hacemos más famosos. Le voy a dar un abrazo en señal de paz y
amistad y lo abrazó, en ese instante el amigo no comprendía que sucedía, porque
se estaban abrazando y no peleando. Se despidió mano Víctor del hombre de dos
metros que al abrazarlo le daba por la cintura.
Llego donde el amigo y le dijo, asunto arreglado mi
amigo, el tipo no me quiso pelear, me dijo que yo tenía mucha fama, que te
dijera que el mas nunca se va a meter con usted. Asunto arreglado, sin pelea,
primó la inteligencia de mano Víctor y se escapó de una tunda que le hubiera
dado el hermano de Chipilín.
Aaaa, lo del trago, lo compartía con los niños en cruces que cargaba entre
pecho y espalda.