260. LA PESADILLA DE
ERNESTO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Salió
Ernesto con su familia bien temprano de la madrugada, del pueblo para la urbe
Metropolitana, su fin hacerse un chequeo médico y su esposa un curso de
floristería y de paso visitar a su hermano Pacho que vive en la ciudad llamada
la Ventana al Mundo.
Al
salir de casa como buen costeño o caribeño se tomó un Tinto y un pintado que le
llaman en el eje, al café en con leche en pocillo pequeño, no había traspasado
el bus la primera curva del piñal, cuando Ernesto mi hermano gemelo estaba
roncando, similar al Corcovado, su esposa iba en la silla del lado, lo miró de
reojo y le dio un codazo, pero este hombre no estaba dispuesto a despertar,
menos a iniciar una conversación con su compañera, al llegar a María la Alta,
con la bulla de los vendedores de chicharrón y arepa e huevo se despertó, se
empacó en su estómago dos arepas, acompañadas de un café con leche y volvió a
roncar.
La
faena de ronquido se volvió aguda, el río de babas cogió la zanja de la boca y corría
por su pecho, la prótesis a punto de salir huyendo, hasta que la pesadilla se
apoderó de él, brincaba de la silla y volvía a caer en ella, musitaba no
palabras de amor, llamaba a su esposa Yaneth, manoteaba y se puso roja su cara,
su compañera pedía auxilio, en el bus iba de pasajero un médico y acudió al
llamado, sacó su pañuelo, le abrió la boca a las malas y le extrajo la chapa
que ya iba camino al esófago con sus dieciséis dientes.
Ya
recuperado buscó el pasillo del bus, agarrado de los pasamanos llegó a su
destino, reposado en casa de su hermano gemelo, contó su odisea como un
terremoto de magnitud 5.2 en la escala del bus, dependiendo el comportamiento del automotor en la carretera, con sus
consabidos baches, huecos, resaltos, policías acostados ect. Para Ernesto era
un Terremoto, acompañado de dos arepas de huevo, un café con leche, la chapa
flojita y sus ronquidos.
Lo
peor del caso citado es que como Ernesto y mi persona, somos Gemelos, a esa
misma hora en mi habitación, luchaba de igual manera con un Terremoto, este más
violento que me hizo saltar de mi hamaca cinco rayas, fabricada en Morroa
Sucre.
Motivos
teníamos para iniciar en compañía de la familia, una tertulia sabanera y
recordar momentos vividos en la capital de sucre y sus alrededores, ya Ernesto
pernotó a su pueblo con la recomendación y correctivos para no volver a soñar con terremotos.
Comer
suave al viajar, puede ser una viuda de Bagre seco, con yuca harinosa, o en su
defecto un calentao de arroz de fréjol y guiso de hicotea con sumo de coco. Así
somos los Sabaneros Ribereños y anfibios palafitos de esa hermosa región del
San Jorge y Sinú. En especial mi Bello Pueblo San Benito Abad Sucre “La Villa”,
Visitarlo.