EL PARQUE DE LOS
MACHETES
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Recorriendo mi hermoso País Colombia, el verdor de sus montañas, las
innumerables carreteras bordeando las faldas de las cordilleras oriental,
central y occidental, sus diferentes climas, su hermosa gente y recordando el
libro de la historia patria y la geografía colombiana, que con gran paciencia
nos enseñaba La Niña Cristina Cárcamo, mi mente seguía imaginando las razas
Blanca, Amarilla y cobriza, como también las razas indígenas milenarias
asentadas en mi país. Lo que mas me llenaba de pavor eran unas tribus que
comían humanos, eran caníbales.
Entre ellas la Quimbaya, hasta el día viernes 20 de julio de 2018, en la
conmemoración de la “Independencia”,
entre comillas, porque todos sabemos que aquí no hubo tal independencia, pero
bueno esa historia no la han querido contar al derecho como todo lo que sucede
en este país del Sagrado Corazón. Ese día visité Quimbaya Quindío Colombia, volví
a la realidad mental, unas hermosas mujeres haciéndole mofa a las hormigas
culonas de Santander, un comercio a reventar, plátano, café, caña de azúcar,
jeep Willis a la lata, un clima en los 17 grados, la gente de cache-tes rojos, de
color blanco.
Mis ojos observaban con detenimiento a todo humano que se me pasaba al
derredor, no había indígenas con sus caras pintadas infundiendo terror, como el
disco del escritor de Lorica David Sánchez (Zarache) Juliao, tocado y cantado
magistralmente por Alejandro Durán Díaz.
A 20 kilómetros de Quimbaya está Filandia Quindío Colombia, enclavada en la
cordillera central, a 12 grados centígrados, de allí se observan ciudades como
Pereira, hermoso rincón de la geografía, sus autoridades la tienen como una
tacita de Plata, lugar turístico para observar sus casas adornadas y pintadas
de diferentes colores.
Ya para terminar este relato presencial, visité a Santa Rosa de Cabal,
famosa por sus chorizos Santa Rósanos, por sus aguas termales y por el parque
de los Machetes, en ese parque hay una estatua de dos rulas de metro con
sesenta cada una en forma de tijeras, una es marca Águila Corneta y la otra
Gavilán de Incolma Colombia G-13, ambas con su respectivo logotipo. Hasta allí
todo bien como dice el Pibe Valderrama, pero mi mente que graba nítido todavía,
tan así que recuerda la noche que Cándida Rosa me pario 23 de abril de 1953, en
mi hermoso terruño San Benito Abad Bolívar, en la Calle de las Avispas, porque
a decir verdad los cuentos se refieren con pelos y señales, al igual que las
defensas en derecho penal de oradores natos como Miguel Bolívar Acuña.
Retrocediendo Casset mental a las tres de la mañana hora de pensar semidormido,
estaba presenciando una machetera entre dos nativos de Santa Rosa, en el Parque
Gonzalo Echeverry, dándose Rula, uno tenia en sus mano derecha la Gavilán de
Incolma, el otro era surdo y tenia empuñada la Águila Corneta y le decía a su
contrincante “Venga, si no le han dado machete, aquí le damos, el otro le decía
“ Vea, si su mujer no le da machete, en este parque le damos Machete del bueno.
Y va cantando el gallo pescuezo pelao del patio de la vecina y dañó ese
momento, netamente colombiano. Visita el eje Cafetero y convéncete lo bello que
es este País.