NADIE, NINGUNO Y LOCO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.
Para que una persona pierda la razón, solo falta que aparezcan tres locos, que con sus viveza, lo
desequilibren mentalmente, eso le sucedió al Inspector de Policía de una
localidad en la región caribe de Colombia, lo que no se sabe es como tres
personas de distintos barrios, ciudades o pueblos, se unieron en franca Lid,
para sabotear las clases en los colegios, en los espacios públicos, en el
cementerio, hasta en la iglesia.
Lo más sorprendente de este
cuento es que individualmente sus padres los bautizaron con los nombres de:
Nadie, Ninguno y Loco.
Un día estaban los tres
mosqueteros en la plaza principal, viendo una retreta de la banda de paz de la
policía nacional, en el cambio de guardia
e izada de la bandera, como cosa curiosa se miraron los tres, hicieron
revoletear sus ojos, sacaron la sonrisa maliciosa y sin mediar palabra alguna,
se dirigieron a la fuente de agua, donde emanaba un chorro de unos tres metros de
altura.
“Ninguno se tiró a la
fuente", "Nadie lo subió el chorro de la
fuente y lo mantuvo en alzas por más de una hora", "por supuesto Loco", que se encontraba
viendo el espectáculo, hizo señas con sus manos a los policías que tocaban la
retreta, y de inmediato dieron media
vuelta a lo militar y se dirigieron a la fuente.
A Nadie lo sacaron de la
fuente y lo llevaron preso a una comandancia, Ninguno cayó exhausto, cuando
apagaron la fuente y también fue llevado a la comandancia por la policía y Loco
que no estaba metido en ese lio, fue el que pago los platos rotos, por el hecho
de que fue el que avisó a la policía que Nadie y Ninguno estaban en la fuente pública,
dando espectáculo y alterando el orden.
La Banda de Paz, cesó la
retreta y todos le cayeron a Nadie, Ninguno y Loco, como pudieron trataron de
defenderse, pero era imposible con tanto policía, tratando de defender el orden
y la ley.
Le leyeron sus derechos, y
les dijeron que tenían un abogado de oficio, para que argumentara en su defensa de acuerdo a los hechos
sucedidos en la fuente del parque, cuando la policía tocaba la retreta para
izar la bandera.
Contratado el Abogado de
Oficio, Nadie, Ninguno y Loco, le contaron con lujos de detalles lo sucedido en
la fuente, a la vez el abogado le contó al Inspector de Policía, lo que Nadie,
ninguno y Loco le contaron con lujo de detalles:
Señor
Inspector, con el respeto que usted se merece y en aras de impartir justicia,
pongo mi mano en el pecho, delante de Dios y la Santa Biblia, juro a usted que
diré la verdad y solo la verdad sobre el caso de “Nadie, Ninguno y Loco”.
Continúe dijo el Inspector
de Policía:
Resulta
que Nadie, llegó al parque, Ninguno estaba alzado en el chorro de la fuente,
Loco estaba viendo la retreta de la policía al izar la bandera, como loco alzó
la mano y señaló hacia la fuente, los integrantes de la Banda, dieron media
vuelta y se dirigieron hacia la fuente, como el que ordena, no fue el que dio
la orden de seguir hacia la fuente, se enojó y ordeno poner preso a Nadie,
Ninguno y Loco.
El señor Inspector que ya se
encontraba rabioso al escuchar al Abogado, tremenda barbaridad, fue y hablo con
el comandante de la Policía que hizo el arresto de Nadie, Ninguno y Loco, y
esto fue lo que escucho del comandante:
Señor Inspector, yo me
encontraba izando la bandera en el parque principal, cuando estaba a media asta,
la banda de Paz, dio media vuelta y se dirigió, sin mi orden a la fuente, al
indagar que pasaba, me comentaron, yo no vi nada, que Nadie, Ninguno y Loco,
estaban alterando el orden público, de inmediato ordene arrestarlos y
conducirlos a la Inspección de policía.
El Inspector que había
estado en un sanatorio en años pasados, por estrés de trabajo, sedado y
amarrado a una camilla no aguantó la situación que se estaba presentando, se le
vino a la mente todo lo ocurrido en el sanatorio municipal y mandó a desalojar el recinto y vociferaba
palabras salidas de tono, se arregazó las mangas de la camisa, el cabello indio
largo se le fue a la cara, las gafas se le cayeron y pedía que no sé lo
llevaran, que no lo encerraran en el sanatorio.
El comandante de policía que
lo conocía, en voz baja dijo, “el Inspector se volvió Loco” y como autoridad de
policía, procedió a encerrarlo en la celda donde se encontraba, Nadie, Ninguno
y Loco.
En los corrillos de la
Inspección de Policía, comenzaron los rumores que el Inspector estaba encerrado
por Loco, con Nadie y Ninguno.
Se hizo el informe de los
hechos en la Inspección por parte del Comandante de la Banda de Paz, hacia el
comandante de la Policía Nacional, que al leerlo y sin esperar, salió hacia la
Inspección, ordeno que sacaran al Inspector de policía, que ya no estaba, Loco se había escapado, solo quedaron en la celda Nadie y Ninguno, por lo tanto,
aquí no ha pasado nada, dijo el Abogado no hay a quien endilgarle cargos,
porque no está Nadie, Ninguno, y el inspector, no estaba Loco.
Si usted, tiene en su mente,
un tornillo flojito o suelto, tenga cuidado con Nadie, Ninguno y Loco.