lunes, 30 de junio de 2014

UNA JAURIA DE PERROS

UNA JAURIA DE PERROS
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano




Por motivos estrictamente del querer de unos pocos habitantes y del Gobierno Municipal de AQUÍ NO ESTOY, el secretario de Salud, decidió sacrificar a los trescientos cincuenta perros callejeros que habían en el pueblo y sus alrededores, argumentando que los Can se estaban multiplicando con una facilidad que superaba el número de niños que habitaban el municipio.

Días antes le tiraron el pitazo a Superman, un perro negro con blanco, largo como una gacela, tan grande, que no necesitaban escaleras para bajar los cocos de la finca Belarcazar, de propiedad de Mano Sico, Superman con su estatura,  los alcanzaba y los pelaba con sus garras, era el líder de la manada, solo era dar una orden y había perros en huelga.

El segundo Can, al mando se llamaba Sincronizado, por ser un perro callejero que comía en la fonda de la Control y dormía en la puerta del palacio, sabia de política y de implementación de medidas correctivas, más cuando las perras se alborotaban y ponían las calles patas para arriba, a él, no le gustaban esos espectáculos de dos por uno, como las mercancías en los almacenes de los cachacos, en el paseo Bolívar de Quilla.

El orden y la cordura, reinaban entre los animales más fieles que tiene el hombre, por sobre de sus mujeres, esto lo decían los abuelos, siempre que regresaban del monte, acompañado de su mascotas y veinte conejos, que habían capturado.

Sincronizado, llamó a Tertulia, otro perro, quien iba pasando por la plaza y le dio una orden:

Ven acá Tertulia, diríjase a la finca Belarcazar y le informa a Superman que la Autoridad Sanitaria, nos va a eliminar, que tome las decisiones y estamos prestos a cumplirlas, entendido.

Si señor entendido, contestó el can.

Salió Tertulia hacia su destino específico, cogió playón afuera para cortar camino y ahorrase tres kilómetros de distancia, mas por evitar encontrarse con su enemigo Placido, un perro grande desgarbado y pleitisco, tenía más de cincuenta sajadas en su piel y vivía lleno de pulgas, ese era unos de los motivos que tenía el Secretario de Salud, para querer eliminarlos, pero como en los animales también hay desaseados, desaliñados y estrafalarios en su andar y vestir, como en los humanos.

Cuatro horas y cinco minutos en su reloj ferrocarril de Antioquia, fue el tiempo que empleo el Can en llegar ante su superior jerárquico, dando tres vueltas a su alrededor y percatarse que el rabo que tenía su jefe, no era el de él y acto seguido manifestarle que:

Jefe mandó a decir el señor Sincronizado que el Secretario de Gobierno Municipal, el domingo nos van a eliminar.

Dio media vuelta y  retorno al pueblo, llego donde Sincronizado y le dio parte sin novedad, al estilo militar.

Solo fueron esas palabras escuetas, las que el perro loco de Tertulia le informó a su jefe, que en su mente de perro y como había un campeonato de futbol entre Can, en los corregimientos y caseríos; Superman entendió un desafío entre la Secretaría y los Can para el partido el Domingo.

Toda la noche Superman planeo las estrategias futbolísticas para ganarle el partido a la Alcaldía y formó su selección con los mejores Can, teniendo en cuenta fuerza, equilibrio y habilidad.

Nomina:

1-. Concordia
2.- Jaminton
3.- Forastero
4.- Miñero
5.- Cuadriculado
7.- Pelele
8.- Falciao
9.- Ricarena
10.- Teocrito
11.- Tapa fijo, el arquero.

Once Can, de los mejores, más aseados y jóvenes que podían acabar con la hegemonía del equipo contrario.

Superman, bien temprano mando una razón a Sincronizado con Paleta, un perro joven brioso e inteligente con las siguientes instrucciones:

Todos los Can del municipio, en gesto de buen agrado al pueblo, desfilaremos por las siete calles y después nos dirigiremos a la cacha de la ciudad infantil, donde daremos una muestra de juego limpio y derrotaremos a los contrarios.

Mientras los Can planeaban estrategias de juego, el Secretario de Gobierno preparaba las trescientas vacunas para eliminar a todos  los Can que hay en el  municipio, con instrucciones precisas y concisas de no dejar a ninguno vivo.

Como ya todo estaba preparado, claro y entendido entre los Can, no se dijo más nada, hasta el día viernes que Sincronizado notó que el grupo de funcionarios de la secretaria de salud, lo miraban al salir y entrar al recinto del palacio y sus secretarías.

No le gustó esa jugada y se alertó, preguntó e indagó como buen sabueso y concluyo que había exterminio de Can en todo el municipio y sus corregimientos, sin decir nada partió para reunirse con su jefe Superman que al llegar Sincronizado se sorprendió porque este nunca lo había visitado en su palacio de la finca.

Le contó los pormenores y concluyeron que Tertulia rompió la cadena de información y tergiverso los términos de la misma, pero todo estaba a tiempo de enmendar, llamo a Gacela una perra ágil y correntona, para que diera aviso a toda la comunidad perruna, las hembras y cachorros buscaran refugio y los perros, perros de verdad se reunirían en el playón de Orozco, para formar la más grande Jauría de perros, en contra de los funcionarios públicos y su secretaría de Salud.

Dieron aviso a otros municipios y a estos se unieron a la causa de no exterminio en contra del más fiel amigo del hombre, le mandaron mensajes de humo a los defensores de los animales y a todo aquel que gustaba de mascotas, que los crían, como si fueran sus hijos.

El día domingo, las camionetas y las brigadas estaban en la puerta del recinto gubernamental, el templo de la justicia municipal y todos sus anexos, lo que notaron los funcionarios es que Sincronizado no estaba, tampoco Tertulia que se mantenía por ese lugar, fueron a solicitar por ellos a la fonda de la control, ella le mostró la comida de la tarde de ambos can, que no llegaron.

Partieron del punto cero los funcionarios de la brigada de salud, para que los Can del municipio después de la vacuna estuvieran sanos, sin paracitos en su cuerpo y se viera esa población robusta, más que venía una visita de la Secretaria de Salud Departamental, a certificar y justificar el gasto de la jornada.

No habían pasado diez minutos cuando divisaron por la carretera destapada una nube de  polvorín, típico en fiesta de marzo, cuando entran de todo el territorio los vehículos y fieles seguidores del santo patrono de ese pueblo y dejan el camino empolvado como la cucarachita Martina y toda su familia.

A un lado los vehículos, que viene un huracán, fue la orden del director de la misión, y sorprendidos vieron pasar a más de quinientos perros de cuatro patas, traía la lengua afuera, pelaban sus colmillos y el ultimo en pasar se frenó frente a la caravana de salud, exactamente ante el director, se paró en sus dos patas delanteras, pelo sus hermosos colmillos de diez centímetros de largo, curvados y brillantes y emitió un gruñido de advertencia, acto seguido siguió su marcha.

Poquitas quedaron las cuatro calles del pueblo, parecía unas carreras de a caballo el día de San Pedro y San pablo, fuera puercos, gallinas y patos de sus calles, todos sus habitantes cerraron sus puertas y los portones, típicos de las casas de los ricos, que los pobres entran por ella, cuando el blanco se los ordena y por allí salen, solo una mirada para la sala, para observar los hermosos muebles.

La brigada se devolvió para el punto cero, allí llegó Superman, Sincronizado y Gacela, mientras que la jauría recorría por tercer ves las calles polvorientas del pueblo.

El Director se entró al reciento por el miedo y temor que le infundió Superman unos minutos antes en la carretera, Habló Sincronizado, llamado el guardián de la Alcaldía, por permanecer en la entrada de la misma por más de cinco años.

Ese día todos los funcionarios y presentes, entre ellos, la comisión de Defensores de animales y dos representantes de ONG, escucharon a un Can, jalarse un discurso y aclaró las cosas entre los dos entes, que duraron aplaudiendo a Sincronizado, acto seguido el director salió y manifestó que no era exterminio canino, la brigada era de salud y bienestar para todos los Can del municipio, contra los parásitos que cargaban tanto dentro de su cuerpo como por fuera,, refiriéndose este último ítem, a las pulgas que los tenia flacos y se les estaba cayendo la piel.

Sincronizado, encogió el rabo y se escondió detrás de Superman, su jefe, este le dijo no temas Sincro, que solo es un pinchacito y listo, aclarado el impase,  a causa de la mala comunicación al pronunciarse, desde Sincronizado, Tertulia y Superman, hasta los funcionarios de la secretaria de salud municipal, al mirar varias veces de reojos a Sincronizado, el guardián de la Alcaldía.

Acordaron jugar el partido de Futbol entre los dos equipos a las tres de la tarde, los Jefes Can, reunieron a la jauría, mandaron a buscar a sus hembras y cachorros, quienes recibieron una dosis de vacuna contra los parásitos enquistados en su cuerpo, contra los enquistados en la Alcaldía, en el consejo, las secretarias y todos los puestos públicos, que les echaban la culpa a Sincronizado, por su presencia en la entrada al recinto, de la población Canina del municipio, más pobres y apartado de la civilización, donde los Can, superan a la población infantil.

Como el estadio no tiene gradas, ni graduados, que velen por el buen estado del mismo, todos los Can presentes, al lado derecho y los habitantes, hinchas del equipo anfitrión a la izquierda, los dos directores técnicos en su cuadriculo, árbitros vestidos de negro al centro, con un balón de vejiga de puerco inflado, las barras gritando y coreando a su equipo, suena el pitazo, concordia capitán de campo de los Can, organiza el equipo, se corre Miñero por la banda derecha, por la izquierda va Cuadriculado, alza su pata derecha delantera, porque la trasera es para anunciar que va a orinarse, Miñero lo observa y le hace cruce de vejiga de puerco, la baja con el pecho Cuadri, la recibe de cabeza y orejas Pelele, le hace un túnel a Picho, la recibe Teocrito y de media bolea, la manda al fondo de la red, anotando el único gol del encuentro, donde los Can se llevaron la victoria.

En los últimos minutos se formó una gresca entre Pelele, Falcido y Teocrito, contra tres miembros del equipo municipal, se amenazaron y dijeron que los iban a denunciar por prevaricato u omisión en sus cargos, esto fue calmado por Superman y el Director de Salud, quienes se vieron el partido de Futbol en compañía de sus esposas e hijos, entre ellos, Gacela la perra más bonita de la región, a quien el hijo del Alcalde le tenía puesto el ojo para echarle el lazo y llevársela de mascota.

Recordando el discurso que se jaló Sincronizado en la puerta de la Alcaldía de Aquí no estoy, sus últimas palabras fueron:

“Los humanos, los inteligentes, los que toman decisiones, unas buenas y otras malas, los que pueden hablar, los que manejan la cosa pública, el dinero, los que van a los colegios, Universidades y hasta Harvard a especializarse, a hacer doctorados, se creen que los animales no tenemos cerebro y pensamientos, no tenemos alma y corazón, nosotros, a los que nos han llamado Perros, despectivamente, a quienes nos culpan de sus olores malos, nos echan como Can, quisiera yo, que me dieran dos días de habla como en este instante, que ya me sonaron la campanita, anunciando que se me acabaron los minutos de intervención y me van a cerrar los micrófonos, decirles a todo los humanos del mundo que los queremos y los amamos a pesar de ser Perros, pero menos perros que los masculinos y femeninos de su especie y por último, los perros  cuadrúpedos queremos y exigimos a los humanos que estudian la Veterinaria, y la genética, nos den solución para no quedarnos pegados y recibir piedras, patadas, insultos y hasta agua helada, cuando estamos haciendo el amor”.

He dicho.


sábado, 14 de junio de 2014

MANO VICTOR (EL PECHI).

MANO VICTOR (EL PECHI).
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano



Siempre han dicho, que por el camino largo que va sin rumbo y que si tiene rumbo, la puerta del Cementerio Municipal, des la caracola que des, siempre vas a salir a la puerta del Cementerio, ese fue el camino que mano Víctor cogió por equivocación, cuando venía para su casa en tres quince, del pueblo a puerto amor.

En una bifurcación del paraje los remolinos, allí perdió cordura mano Víctor, envés de coger a mano derecha, cogió el camino izquierdo y se fue a topar después de dar cuatro vueltas a la puerta del cementerio.

Su amigo, mano Hito, como era un hombre perequero y mamador de gallo, siempre andaba en un mulo negro, brioso y bien aperado, vio a mano Víctor dar vueltas por el camino, y se bajó de su mulo, lo amarro en un árbol y se sentó a contarle las vueltas que daba, a la cuarta vuelta le dio sentimiento al ver a su amigo borracho dando caracolas en el camino largo, no solo a mano Víctor le ha pasado, hay más de una docena de personas que han salido directo para Turbaco, donde está la clínica de los locos, después de la quinta vuelta en el camino largo.

Mano Víctor, Mano Víctor, dijo en voz gramatical grave,  mano Hito,

Si, Si, quien me habla

Soy yo Mano Hito.

Caramba mano Hito, que susto me ha pegado usted hombre, he dado varias vueltas y no consigo el camino para mi casa, eso me pasa por no salir temprano, hasta la borrachera se me ha quitado.
¿Qué hace por aquí?

Pregunto mano Víctor a mano Hito, pero no obtuvo respuesta alguna.

Y salieron los dos amigos para el pueblo, cogieron el camino bifurcado a mano derecha, rumbo a casa, no habían caminado un cuarto de tabaco, cuando sintieron unas pisadas pesadas y torpes, rosándole los talones.

No mire hacia atrás por nada del mundo mano Víctor, le dijo su amigo, que la cuestión es del mas allá, no se preocupe que esto lo arreglo ahora mismo, usted siga derecho a su posada, no mire hacia atrás, le recalcó.

Mano Víctor aligero el paso de su caballo bayo, llevaba los pelos de punta, tanto así que el sombrero se le salía de la cabeza, le puso el barbuquejo y arrió el caballo al galope.

Al día siguiente amaneció la bola que mano Hito se lo llevaron para Turbaco, loco, re-loco, llamando a mano Víctor, vociferándole que cogiera el camino largo a mano derecha.

La autoridad Municipal, tomó cartas en el asunto y mando a colocar unas señales de tránsito en todo el camino largo y en la bifurcación un aviso en letras grandes reflectarías que decía:

Borrachos a mano derecha y muertos a mano izquierda, al comienzo del camino colocaron otro aviso grande que decía:

Prohibido circular por esta vía, en horas de la noche.

Hasta ese día mano Víctor cogió camino hacia su casa en Puerto Amor, en horas de la noche y dijo que iba a hacer un viaje a Turbaco a visitar a su amigo Mano Hito.

El mulo, el sombrero, la montura y los aperos de mano Hito, los encontraron en el cementerio en una tumba de un forastero que murió en el pueblo y lo enterraron con una placa de  NN.

Que coincidencias de la vida y la muerte, ese día que murió el forastero, apareció en el pueblo Mano Hito, vendiendo aperos, monturas y hasta que se volvió loco vivió allí,  se hizo amigo de mano Víctor y de todos en el pueblo.

La autoridad competente le siguió el rastro a la investigación por los últimos hechos en ese camino, ordenó al detective 444 y 555, que cogieran el camino al cementerio, cada uno por su lado e informaran los pormenores.

A las 11 de la noche el 444, se montó en un caballo grande blanco con rapé, llevaba en su mochila dos botellas de agua, en vez de ron y una botella con aguardiente del más fuerte, para quitarse el miedo.

El detective 555, tenía cinco horas de estar camuflado en el cementerio, en una tumba destapada, cabeza afuera captando todo ruido y movimiento sospechoso, dispuesto a saber qué pasaba entre el comienzo del camino largo y la puerta del cementerio.

A la misma hora que el 444 salió del pueblo, acto seguido, se montó en su caballo negro mano Ezequiel, este era un hombre misterioso que se encargaba de cuidar el cementerio, era curioso, hacia un ron con cascaras de naranja agria, trocitos de palos que recogía en la montaña cada 13 de cada mes, con esa medicina natural curaba a toda persona que se le acercaba, lo bueno de todo esto, era que mano Ezequiel no cobraba, últimamente mandaba a sus pacientes a rezarle un padre nuestro a la tumba del NN, en el cementerio.

El 555, escuchó un caballo a galope, afilo oídos y vista, los pasos del animal  que venía a toda carrera, esperó con paciencia, acto seguido le pegó un olor a caballo sudado, sofocado y notó la figura humana que se bajaba del animal.

Detalló la figura, alto de 180, sombrero negro, revolver en el cinto, jalo una escopeta calibre 12 o 16, que traía amarrada en la silla, una ruana negra que se caló en su cuerpo, una linterna de 6 tacos de batería, amarro el caballo en un árbol de guácimo que había en mitad del campo santo, se dirigió directo hacia donde estaba el 555, quito la tapa de la bóveda del lado y se metió, quedando boca arriba mirando las estrellas.

Mientras tanto el 444, seguía en su tercer recorrido del camino, buscando pistas que lo condujera a concluir el misterio del camino largo, dos vueltas más y era hombre loco, pero el 444, no se iba a dejar atrapar por la misteriosa locura que llevaba a más de una docena de hombres, de los más osados del pueblo, metidos en la clínica de Turbaco Bolívar.

Faltando un cuarto para las cero horas, el 555, escucho un ruido agudo de la garganta de mano Ezequiel, abrió sus ojos con sueño y captó la trasformación de un hombre tan grande, a uno de baja estatura, que se levantó de la tumba, con una mochila de toches, un sombrero concha de coco, sacó un tabaco negro, le quitó la punta de un mordisco, lo encendió, guardo la yesquera y botó un salibon que al instante se transformó en candela y quemó el sitio donde cayó, cogió camino hacia la puerta del cementerio y se paró en el umbral.

En ese mismo instante, venia el 444 en su quinta vuelta, le faltaban cinco metros para quedar atrapado, el 555, le siguió los pasos a prudencia distancia a mano Ezequiel, sus pisadas eran cronometradas para no dejarse sentir, ya que mano Ezequiel, tenía un sexto y séptimo sentido que todo lo captaba a cinco leguas a la redonda, pero tanto el 444, como el 555, también se traían lo suyo, estaban entrenados para estos casos, porque no es todo humano que se enfrenta con una pistola y una escopeta a un fantasma y menos al del camino largo.

El 444, se detuvo a esa distancia, amarro su caballo a un árbol de piñico y esperó que la figura pequeña, desconocida se le acercara, ya tenía la pistola  de marca Beretta con treinta y dos balas de plata,  lista para disparar a cualquier ser, de esta vida o de la otra.

 El 555 temblaba, viendo la escena a pocos pasos, también tenía su escopeta mata tigre con seis balines de plata a recomendación del padre Pachito, cura párroco del pueblo.

Saludó mano Ezequiel al 444:

Hajaaaa detective, que hace por aquí a estas horas, a quien busca con tanto ahínco.

Enseguida supo el 444, que esta movida, no era normal, se preguntó cómo ese extraño hombrecito sabía que él era el 444.

No, es que estoy perdido, ando buscando el camino hacia el pueblo y no lo encuentro, ya he dado casi, cinco vueltas, dijo el 444.

¿Casi?, contesto el misterioso hombre,

Sí, casi contestó el 444,

Bueno entonces tómese este trago, para que coja el camino bueno.

Había sacado de la mochila una botella de contra, bueno el 555 opina que no era contra lo de la botella, era para él, el trago de la loquera que habían sufrido los anteriores personajes que se perdieron en el camino largo que se bifurca al lado izquierdo, al cementerio y hacia al lado derecho al pueblo.

Quieto no se mueva, o le perforo el cuerpo con un balín de plata, grito con voz entre cortada el 555, al instante que el detective 444 se llevaba a la boca el fatal trago de paralina, preparado por Mano Ezequiel.

Dese media vuelta y no respire porque es hombre muerto, bota el trago lejos 444, ordeno el 555, a voz seguida contestó el forastero:

Quien lo ordena.

Soy la tapa de la caja, de la bóveda de donde saliste, grito el 555.

Y luego dijo el forastero:

¿Si son de plata esas balas?

Las únicas con que podemos vencerte forastero, contestó el detective 555, envalentonado

El 444 no dudó en botar el trago con totuma y todo su contenido, que fue a parar a una cerca de árboles verdes y frondosos, que al instante cogieron una llamarada de candela, tiempo que aprovechó el forastero y se desapareció.

Entraron al cementerio el 555 y 444, detectives, se dirigieron a la bóveda en donde estaba Mano Ezequiel, minutos antes de las doce y lo encontraron durmiendo y roncando, con sus 180 centímetros de altura, que casualidad que era la misma bóveda donde encontraron los aperos de Mano Hito, unos días antes de llevárselo para Turbaco.

Le ordenaron despertar y levantarse, le leyeron sus derechos como ciudadano, lo esposaron en sus manos y en los pies le clavaron dos grilletes de plata, para que no escapara de nuevo, lo bañaron con agua bendita, a la mañana siguiente lo trasladaron hacia la ciudad.

En un allanamiento a su morada, a mano Ezequiel le encontraron las pertenencias de los ciudadanos que se encontraban en la clínica y unas cincuenta botellas que contenían sustancias alucinógenas, extraídos de las raíces, bejucos, cortezas de árboles, frutas y hojas que mano Ezequiel traía de la montaña, todos los días 13 de cada mes, un libro viejo, parecido a uno de los cuatro tomos del  Diccionario de Bruño, de los años cincuenta del siglo pasado.

Desde ese instante, el camino hacia el Cementerio y hacia el pueblo, estaban iluminados por la hermosa Luna, el firmamento azul del cielo y la brisa que viene de las montañas, daban una sensación de seguridad a los viajeros de la noche, que llegaban sanos y salvos a sus moradas.

Ahora mano Víctor, se hace llamar el Pechi (de pechichón) por sobrevivir al camino largo, después de cuatro vueltas, se cala su sombrero alon con pintas de pava congona, se apoya en su bastón de guayacan seco y recorre el pueblo, saludando a sus amigos, sigue tomando ron en la cantina del negro, en puerto amor y bailando con la mujer que se le atraviese, se sacude como pelao de diecisiete, tanto así que se estrelló con una lámina de eternit y la partió, bailando un porro sabanero de esos que le llaman Palitiao, todos los domingos de cada mes, visita a su amigo mano Hito, que ya está recuperado, los dos, se reúnen en el parque al anochecer, a narrar el cuento del fantasma del camino largo.

Los detectives 444 y 555, resultaron ser el monaguillo y el Sacerdote Pachito, párroco de la Iglesia del pueblo, quienes con valentía, enfrentaron a uno de los fantasmas más peligrosos y malos del camino largo, que le mortificaba la vida a cuanto humano transitaba por allí, en esa época.


Solo ellos, podían acabar con el Fantasma, que se transformaba y se metía en cuerpo y alma del celador del cementerio municipal de la región imaginaria, en las Sabanas de Oristuna.

sábado, 7 de junio de 2014

EL DOCTOR CHARANGA

EL DOCTOR CHARANGA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano



En la mesa número cinco, de la única cantina del pueblo, se encontraban cuatro hermanos departiendo y divirtiéndose jugando un partido de dominó, eran Juancho, Nelson, Abel y José David, todos hijos de Diamantino, el hombre más rico de plata y corazón, de todita la región, en sus tierras fértiles sembraba tabaco negro, millo, sorgo, maíz y caña de panela, de vez en cuando unas hectáreas las destinaba para el oro blanco, es decir, el algodón.

Nadie, podía decir que los muchachos que se encontraban jugando habían tenido problemas en el pueblo, a lo contrario eran amigables, educados y respetuosos, la niña Margot, su madre los tenia bien sincronizados, con Dios y con los hombres.

Era un día marcado en el almanaque de Bristol con luna llena en la noche, asoleado y tranquilo, en el calendario anual que regalaba la empresa Piel Roja, etiquetado con la cabeza de un indio americano, rezaba, mes de marzo, día martes, fecha 13, año 1913.

Ese día cumplía años de vida, nada más y nada menos que, ”El Doctor Charanga”, un prestigioso Abogado que estudio su carrera en la Universidad de Cartagena, donde sus padres lo mandaron con el esfuerzo más grande de su vida, ejerció su profesión y se desempeñó bien en un puesto público, pero sucedió un hecho que lo marcó para toda su vida, el trago, las borracheras y las peleas a puño limpio que realizaba, cada vez que perdía la cordura por el licor, hasta el punto de perder a su esposa en un accidente de tránsito en carretera hacia su pueblo.

Después de ese episodio, el trago y las parrandas en su casa eran frecuentes, conjuntos vallenatos de prestigio, adornaban la terraza interna de su morada, los que se dicen amigos y hasta los enemigos compartían sancochos y parranda.

De allí, el remoquete de “Doctor Charanga”, quien gustoso y orgulloso aceptaba el prestigioso y desprestigiado abogado, que en otrora fue una eminencia en el ramo del derecho.

Ese famoso día, llegó el doctor charanga acompañado de sus súbditos bebedores de ron regalado a la cantina donde se encontraban los hermanos Z, apodados así por la primera letra de su primer apellido Zapata, todos en el pueblo y sus alrededores los conocían con esa letra en mayúscula y la referencia de buenos profesionales cada uno en su ramo: Juancho médico, Nelson Abogado, Abel Odontólogo y José David Administrador de empresa y de la hacienda de su padre la que producía la plática para educarse vivir bien y darle trabajo a la mayoría de hombres del campo en la región.

El Doctor Charanga se situó con sus seguidores en la mesas dos y tres, muy cerca de los hermanos Z. saludaron a los presentes y estos devolvieron la cortesía a tan prestigioso abogado y de buena familia en el pueblo.

Llamaron al mesero y ordenaron licor, tandas viene y tandas van, tanto de ron en las mesas dos y tres como en la mesa número cinco, siendo aquí las tandas de dominó y sin un trago, solo jugaban por diversión.

Cuando ya el mostrador de licores pelaba la tabla del fondo y las botellas encanastadas sumaban cinco, cada canasta de 12 botellas, comenzó el problema en la única cantina del pueblo, los secuaces comenzaron con una burla hacia los hermanos Z, que con gran disimulo y previendo lo que sucedería, se levantaron al unísono, pagaron la cuenta de cuatro gaseosas Kola Román y el valor de los partidos de dominó, todo en total sumaron quince reales en moneda de la época.

Los hermanos Z, llegaron a su casa en la plaza del pueblo, le comentaron a sus padres ya ancianos de la burla del doctor Charanga y la decisión de salir del sitio, almorzaron y decidieron salir todos en compañía de sus padres hacia la hacienda “Los caracoles” a una hora de distancia del pueblo, durmieron allá y en la mañana cuando el capataz fue a llevar la leche, regresó con la noticia que al doctor charanga y sus secuaces los habían asesinado en la cantina.

Los pormenores de la trifulca, la contó Hermes el mudo, (Acto 1),quien fue testigo de lo sucedido, a través de señas, balbuceos, trompadas que el mismo se daba en la cara y en todo el cuerpo, buscaba botellas, miraba a los presentes entre ellos el Juez, la Secretaria del Juez, los Investigadores, estos le señalaba que la reventara hacia la pared, sacaba revolver del cinto y disparaba, el mismo caía como muerto, estando vivo, después se levantaba y seguía disparando, hasta que cogió la puerta, se montó a caballo y se marchó, lo tuvieron que ir a buscar para que ampliara su indagatoria, porque ya iba saliendo del pueblo y disparando hacia atrás, como en las películas del oeste americano.

Siguió el mudo explicando con señas lo sucedido esa noche en la cantina, salió a la puerta y acto seguida salió el señor juez su secretaria y los investigadores que anotaban cada gesto del mudo Hermes: (Acto dos). Se bajó del caballo, sacó el revólver, conto las balas, las sopló, lo guardó en la pretina del pantalón caquis de gabardina, según Hermes, y acto seguido entró a la cantina, echó mirada de reojos a todos los presentes, se dirigió a la barra y pidió el ron más caro de la época, que era un ron verde, fabricados en toneles en la hacienda Sal si puedes, propiedad del estado. Bebió el trago se saboreó y carraspeó la garganta, solicitó otro y otro trago hasta vaciar la botella, dio media vuelta y miró para las mesas dos y tres atestaditas de envases de ron barato, escuchó las burlas de sus ocupantes, sobre los hermanos Z, hacían como gallinas, cerdo y como perro regañado y apaleado.

Todas estas señas y morisquetas, acompañadas de su actuación las captaban los investigadores y la secretaria, el señor Juez solo observaba con mucha atención los relatos de Hermes el mudo, testigo importante en esta desgracia, que el pueblo nunca jamás había vivido y que nunca se repetirá, porque el juez anunció la presencia de la Policía Departamental.

Por ultimo Hermes, (Acto 3), demostró que el forastero fue provocado por los parroquianos de la mesas dos y tres e hizo la demostración como cada uno sacó su revólver y dispararon, siendo más rápido el forastero, que disparo seis  veces, impactando a los seis presentes, que cayeron al piso, esta seña le costó a Hermes llevárselo para el puesto de salud, con chichón con boca y manado sangre, al reventarse con el piso de la cantina.

Siguió la diligencia en el puesto de salud, (Acto 4), donde Hermes pidió papel y lápiz y con una destreza de pintor, dibujó al sujeto forastero, las zamarras y vestido, el sombrero y las abarcas tres punta de las finas, al caballo y todos sus aperos, tan exacto que el Juez dijo este es Abigail, un militar en retiro de la guerra de los mil días, que meses pasados, había tenido un problema por burla con el Doctor Charanga, pasado de guarilaques.

Cerrando la indagatoria llegó el mensajero del telégrafo con un mensaje para el Juez, que con una parsimonia de empleado público, sacó los espejuelos y leyó en voz alta:

Le informamos señor Juez que el Doctor Charanga llego con signos vitales, fue sometido a una cirugía abdominal, se le extrajo la bala de calibre treinta y ocho largo y se encuentra fuera de peligro, firma el director del hospital, Hipólito Marriaga Vásquez, con registro medico 0035(Punto).

Con todo este mamotreto de apuntes, la secretaria del Juzgado Promiscuo Municipal del pueblo, se armó un expediente del caso llamado “El Doctor Charanga”, se le puso orden de captura a Abigail Orestes Cienfuegos Palacin y se colocó a trabajar como mensajero a Hermes Antonio Parques Maldonado, el mudo, en el juzgado.

Después de tres meses regresó el Doctor Charanga al pueblo, saludaba a todo el mundo, cuando antes en su borrachera nadie lo podía saludar o mirar, alquiló un local en la plaza, al frente de los hermanos Z, a quien les pidió disculpa por la provocación en la cantina, unas horas antes de la trifulca, quienes fueran los muertos, si no se levantan de la cantina y se marchan para su casa, cacareando como gallinas,  montó el doctor José Aníbal una oficina de atención jurídica gratis al pueblo, para ventilar asuntos y  problemas de la época en general.

Le devolvieron su título de Abogado prestigioso, al defender a los hermanos Z, de una demanda al querer quitarles sus tierras, con la presentación de escrituras falsas, después de la muerte de su padre, airoso y con fundamentos convincente el Doctor José Aníbal Bocanegra Mena, estudioso del derecho, egresado de la primera promoción de la Universidad de Cartagena dictaba charlas los sábados en la tarde sobre las consecuencias del licor y se colocaba como testigo de ese gran perjuicio por beber licor y manifestaba que jamás volvería a saborear un trago, solo agua de panela elaborada en la hacienda “LosCaracoles”, de los hermanos Z.


Hermes Antonio Parques Maldonado, se pensionó como mensajero del Juzgado Promiscuo Municipal de Barquinera Colombia, se casó con la Secretaria y procrearon tres hermosos hijos, que hablan hasta por los codos, en referencia a su papá, todos estudiaron medicina y ejercen su profesión en distintos puestos de salud de la región caribe colombiana, donde los cuentos brotan como un manantial de agua fresca y corren por sus afluentes.