sábado, 26 de abril de 2014

LA LAGUNA INDIGENA, EN LA SIERRA FLOR

LA LAGUNA INDIGENA, EN LA SIERRA FLOR
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano

La Sierra Flor, sub región de los montes de María, allí está enclavada la Capital del Departamento de Sucre, Sincelejo, hermosa ciudad con sus calles onduladas, largas e infinitas, con su paramo en lo más alto, donde se divisan pueblos como Coloso, Chalan, Tolú, la ciénaga de Purísima Córdoba y el inmenso mar caribe, golfo de morrosquillo, caliente en el día y fría en la noche.

Innumerables vestigios dejo el cacique Cincel (Chinchelejo) en esas tierras, que a pesar de todo eso, no hay un museo de nuestros antepasados, fe de todo lo anterior es testigo la Laguna indígena en la Sierra Flor, en lo alto del barrio bolívar a la salida para el corregimiento de Bosa Navarro.

La historia cuenta, que en esa laguna se bañaba el cacique con oro en polvo, que el verano podía ser fuerte y toda la comarca se volvía polvorienta y su tierra árida y ella, la laguna, permanecía con agua.

Todavía es así, esa laguna permanece con agua que recogen los campesinos de raza indígena asentados alrededor, para cultivar pan coger y subsistir a la escasez de alimentos por los que padecen.

El ají, cebollín, cebolla en rama, col, berenjena, maíz, yuca, ñame, Candía y otros productos más, son sembrados en surcos alrededor de la laguna con técnicas ancestrales para que la tierra no se erosione y se pierda la cosecha. Tiene escalinatas y allá en lo alto esta la boca entrada, se parece a un volcán manso, hermoso paisaje.

La regla  general es no bañarse en ella, quien lo hace, no cuenta y se descuenta de la lista de la tribu Zenú, sobrevivientes del cacique.

Muchas personas osadas han querido sacar el oro en polvo del fondo de la laguna, pero la laguna esta sin fondo y se comunica a otra laguna que se encuentra a un kilómetro de distancia que ahora los humanos la han cogido de lavadero de carros, y la llaman la poza del Maizal, sin saber que son una joya de nuestra raza indígena Zenú.

Como perdimos el habla y casi las costumbres ancestrales y ahora nos vestimos de Jean, zapatos tenis, los más caros, andamos en motos y hablamos el castellano machucado y alineamos nuestra dentadura con brakes.

A cuantos metros de distancia en la profundidad de la laguna indígena en la sierra flor, estará el oro en polvo del resguardo del cacique Cincel (Chinchelejo), creo que nunca se sabrá, porque el osado que ha intentado buscar profundidad no ha salido más de esta hermosa laguna, herencia de nuestros antepasados.

Hermoso paisaje, legendaria laguna.



miércoles, 23 de abril de 2014

LA SEMILLA QUE GERMINÓ- HOY, DIA DEL IDIOMA

LA SEMILLA  QUE GERMINÓ- HOY, DIA DEL IDIOMA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano

Una semilla que un Árbol brotó, cayó en la tierra por la ley de la gravedad, fue regada con agua que venia del cielo,  abonada con hojas secas y materia en descomposición de residuos de un árbol que yacía inerte en el suelo, más estiércol de ganado, para dar un árbol frondoso, germinó con la ayuda de los rayos del sol y la luz de la luna.

Creció y sus ramas tomaron diferentes senderos en la vida, unas tocaron la fe y el manto del señor, otras volaron con el viento y la imaginación, dando paso a la filosofía, la ética y la razón, otras siguieron al astro rey, se alumbraban con luz propia, probaron las ciencias económicas y políticas, las ultimas ramas siguieron a la luna y se volvieron Históricas narrativas, ancestrales, literarias, poéticas, culturales y bohemias.

Sus raíces fueron tan profundas que traspasaron el subsuelo y se aferraron a la madre tierra, sus tallos imponentes desafiaban las nubes, crecieron a peso de prueba del viento, la lluvia y la sequía, tanto que lleva más de seis décadas en pie, dando frutos, multiplicando su belleza interna, dando alojo a otras plantas,  aves de paso y siendo nidal de turpiales, toches y codornices.

Sus frutos, sus frutos son de la mejor calidad, como la vieja bonga, que produce en el verano lana fresca para hacer almohadas y con su seda  apapachar la cara y los cachetes de una hermosa joven que duerme placida y sueña con príncipes encantados de esos que ofrecen oro y perlas preciosas, vehículos lujosos, casa carro y beca.

En el invierno, ese árbol se ve frondoso después de germinar semillas de amor, estas nuevamente hacen el ciclo de vida, germinan y producen un buen árbol con la genética y el sello de buena calidad, igual a la hermosa semilla que un día por la gravedad de la tierra, en ella cayó.

Ese es el Árbol de la vida que en un día cualquiera llegó a este mundo para hacer cosas buenas, esta es la semilla de ejemplo, geminada en tierra fértil, árbol de vida, de amor y esperanzas, luchador incansable por alcanzar altura y dejar huellas, sus ramas han sido taladas y sus trozos convertidos por la mano del hombre, en un fino mueble, unas hermosas puertas lijadas y pintadas con pintura de cola, o unos hermosos taburetes, una madrina del mismo árbol, tan fuerte para hacer llegar a ella un becerro de un año de nacido, esta es la marca que nos  identifica a todos los nacidos en este día, cada uno con su  sello de calidad. (1953, Made In Sico Cadraz).


Esta es la semilla, que un día a la tierra se aferró, luchó contra los vientos, tormentas y huracanes, con sus raíces y tallos sólidos, con su corteza elaboran libros de obras literarias, ya en el ocaso, después de seis décadas, con su firmeza de árbol fino, hoy 23 de abril de 2014, recoge frutos de felicidad, tranquilidad, comprensión y amor.

lunes, 21 de abril de 2014

A GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano



Como un cardumen de peces de magníficos  colores,  van flotando miles de mariposas amarillas, en un mar tranquilo de aguas azules que se reflejan en el inmenso firmamento,  ellas, las mariposas son el alimento de los peces que se pelean por atrapar a una de ellas, y cuando esto sucede, sus colores  cambian, como el bello Arco Iris.

Un barco va surcando las costas caribeñas, lleva cientos de turistas, que quieren conocer a Macondo, ese mítico pueblo que se confunde en cada uno de los rincones de nuestra región caribe colombiana, que algunas veces es persona, en otra es amor, fidelidad, esperanzas, paisajes, cotidianidad, es costa, es mamadera de gallo, es literatura, poesía, cuentos, es cumbia, es porro, es vallenato.

Cien años de soledad, sin ti maestro, aquí estaremos en este mundo esperando como el coronel que no tiene quien le escriba, ahora si el toro encantado de purito oro, que cuida el palo de limón,  abandonara la isla  y la ciénaga de la Sierpe, y se presentara la Marquesita en persona, yo cogería ese limón de oro y lo metería en el ojo de la canoa, para quedarme con la sierpe encantada,  lugar macondiano, lleno de historias en nuestro caribe colombiano.

Un tren recorre los dos carriles interminables, con una máquina  de color amarillo, con un letrero a sus lados, La ruta Del Sol, viene de Aracataca, va a recorrer el mundo.

Un barco de tres pisos, surca por el majestuoso rio de la magdalena, cargado de literatura, partió  de la ciénaga grande de Santa Marta: lleva consigo las joyas literarias escritas  por el hijo del  telegrafista, con sabor a mango maduro, a bananas,  a flores amarillas, para repartirlas al mundo literario como recuerdo del más grande Premio Nobel que haya parido esta hermosa tierra colombiana.

Gabriel García Márquez, un costeño, en su niñez jugó bolita de uñitas, el trompo vaqueado, se bañó en ríos y quebradas, compartió con otros niños en el colegio, tenía olor a lápiz, a tinta fresca, comió mango de hilaza o de puerco, fue un niño del común, un joven sobresaliente, con deseos de superación, se abrió al mundo, viajó, conoció, dio ejemplo de amistad, compartió sus pensamientos con los grandes, disfrutó de la vida, hoy nos deja este legado literario para que lo sigamos, así sea de lejos, porque imitarlo va a ser muy difícil.


Sus obras Literarias:

Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, Los funerales de la mamá grande, La hojarasca, El amor en los tiempos del cólera, Crónicas de una muerte anunciada,  Memoria de mis putas pobres, El otoño del patriarca, El general en su laberinto, La mala hora, La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira, Noticias de un secuestro, Las  aventura de Miguel Littin Clandestino en Chile, Relato de un Naufragio,  Vivir para contarlo, Todos los Cuentos, Doce cuentos peregrinos, Del amor y otros demonios, Ojos de perro Azul, Yo no vengo a hacer un discurso, Por un país al alcance de los niños.

Por la libre: Obra periodística, Notas de prensa, Como se cuenta un cuento,  De Europa y América, Cuentos,  Diatriba de amor contra un hombre, Por la Libre, Textos Costeños 1981, Discursos, Un manual para ser un niño, Entre Cachacos, El mismo cuento distinto, Textos Costeños 1999, Textos costeños Libros. Crónicas y Reportajes: La Marquesita de la Sierpe, (1980).  


Hoy es un viajero del tiempo en la eternidad, se fue Gabriel García Márquez, nos quedamos con Gabo y sus obras.

sábado, 19 de abril de 2014

MARIA JOSE, ULISES SALOMÓN, JUAN ANDRES Y ANTONIO JOSÉ, HERMANOS AL SERVICIO DEL SEÑOR.

MARIA JOSE, ULISES SALOMÓN, JUAN ANDRES Y ANTONIO JOSÉ, HERMANOS  AL SERVICIO DEL SEÑOR.
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano.



Una mañana de domingo, cuando el cura de la Iglesia estaba dando el sermón en el pulpito y los feligreses se miraban por las palabras que acababa de decir el sacerdote, se bajaba de su caballo domado blanco con amarillo un señor que usaba sombrero negro, era de cara redonda nariz chata y ojos marrones, amarró el animal a un árbol frondoso se quitó el sombrero, se persignó en voz alta en la puerta del templo:

In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen, y se besó la mano derecha en donde cargaba un anillo de oro con una cruz en alto relieve.

Acto seguido cogió por el centro del templo y se fue a ubicar al frente del altar, hizo una venia y se arrodillo, el sacerdote que seguía en su prédica lo miraba fijamente y dijo:

Como las ovejas perdidas que buscan su rebaño, mansas y hambrientas, después de tantos años, vuelven arrepentidas.

El forastero le pasó una mirada al sacerdote de reojos, siguió diciendo el sacerdote:

De los arrepentidos se encargue mi Dios, los hombres estamos dispuestos a perdonar, cualquier pecado por muy malo que haya sido y dijo:

Ulises Salomón, yo te perdono en el nombre de Dios, no me debes nada, ni a mi familia tampoco, vete en paz, por donde llegaste.

Todos los asistentes a misa de 9:00 am, se miraban y decían en murmullos, quien es Ulises Salomón, ese nombre no es del pueblo, el forastero en medio de un silencio, se levantó, nuevamente se persigno y salió por el centro de la Iglesia.

Antes de coger la puerta, dio media vuelta y miró al sacerdote que se encontraba en el pulpito, se colocó el sombrero negro, se montó en su caballo y se marchó.

Al terminar la misa, las personas allegadas al sacerdote lo abordaron y le preguntaron por el misterioso hombre forastero que entro al templo, hizo venia al altar y decentemente se sentó en la primera banca de la iglesia.

El sacerdote no contesto a ninguna de las preguntas que con chismosearía le preguntaron, se encerró en su habitación, pensando como vino Ulises  a dar con él y como iba a defenderse cuando toda la comunidad supiera la verdad de quien era él y que había hecho en el pasado, cuando solo era un jovencito.

Ese domingo el sacerdote estaba muy intranquilo, y no era para más, el hombre que había visto en el templo, era su amigo de infancia, es más había pisado el seminario antes que él y por su mal comportamiento lo expulsaron.

Bien temprano, salió el cura del pueblo en un Jeep de su propiedad, el monaguillo quiso acompañarlo, pero no fue posible, no acepto su compañía, solo le dijo quédate pendiente de la iglesia que voy a arreglar un asuntico.

Cogió la carretera polvorienta con escalerillas de piedra, formadas por los buses y se perdió de vista. En la noche no hubo rosario y la iglesia permanecía cerrada, en la mañana a las cinco comenzó a llegar los fieles a la puerta del templo y no hubo misa.

A las tres de la tarde entro el vehículo del sacerdote y en el venía el hombre del caballo, así lo reconocieron varias personas que se hallaban en el parque días anteriores, cuando este llego el domingo a misa.

Entró a la casa cural hablo con el monaguillo y le dijo que tocara las campanas de auxilio esas que solo se tocan cuando hay algo especial en la iglesia, como la muerte del papa, de un sacerdote, de una monja, un incendio en el pueblo, una asonada militar etc.

De inmediato las autoridades civiles y militares, los feligreses del pueblo se agolparon al frente de la casa cural, en espera del llamado del hombre presente y con sotana de sacerdote.

Acto seguido, el extraño personaje alzo las manos y se silenció el auditorio:

Mi nombre es Ulises Salomón, soy sacerdote ordenado, mi presencia aquí con la sotana puesta se debe a que un impostor se está  haciendo pasar por sacerdote, un hombre que nos ha mancillado y ha querido dañar la honra de mi hermana María José, ella está al servicio de Dios, en algún lugar de este mundo, mi hermano Juan Andrés también es sacerdote, me ha confesado que  Antonio José ha estado aquí en el pueblo y en esta santa iglesia, prestando sus servicios como sacerdote, por muchos años.

Seguían sin entender lo sucedido, el alcalde tomó la palabra y dijo:

Explíquese usted señor cura, si lo es, y en pocas palabras diga lo que tiene que decir, ya que el sacerdote en ese pueblo se hace llamar Juan Andrés Cuajar Del Pino.

En ese instante llego un vehículo y se parqueo cerca de la casa curial, de él se bajaron el Sacerdote Antonio José, Juan Andrés eran tan parecidos a su medio hermanos que costaría trabajo decir quién era el de las esposas, si el verdadero sacerdote o el impostor, bajó el obispo del vicariato, María José la monja, dos civiles con cara de militares traían al Sacerdote del pueblo con las manos juntas y en ellas un par de esposas metálicas de color plateado.

La confusión fue mayor, se preguntaban los presentes, que está sucediendo aquí y por qué traen al cura del pueblo esposado, lo pusieron al frente.

El Obispo continúo explicando lo sucedido años atrás cuando ordenaron de sacerdote a los dos hermanos, Juan Andrés y Ulises Salomón:

María José era una agraciada jovencita que pretendía entrar al convento de monjas catequistas como novicia y posteriormente consagrarse al señor, ella era hermana de Ulises Salomón y Juan Andrés, pero tenía un pretendiente que a toda costa no quería que María José se entregara a Dios , él la quería como esposa.

Juan Andrés, y Ulises los hermanos de María José, la querían mucho y deseaban que le sirviera a Dios, como también ellos lo iba a hacer, solo esperaba terminar su bachillerato para ir al seminario y convertirse en seminaristas y luego en sacerdotes y porque no un obispo y por último el Santo papa.

María José entro al noviciado, su pretendiente Antonio José, por nada del mundo se enteró que  el padre de María José, Juan Andrés y Ulises Salomón, era su padre, secretos que guardan los padres de familia a sus hijos sin saber las consecuencias a que se pueden exponer sus hijos y medios hermanos.

Antonio José, tenía problemas mentales que nunca fueron resueltos pues su madre falleció y no pudo ayudarlo, menos confesarles que su padre era Rogelio Enrique, Cuajar del Pino, padre de los hermanos Sacerdotes y de la novicia.

Sigue relatando el Obispo:

Fue tan grande el amor que Antonio José le tenía a María José, que un día pasó por su mente, mandarla a viajar a la eternidad, por solo haberse convertido en sierva de Dios.

Como explicó el falso sacerdote en el atrio de la iglesia después que el hombre del sombrero negro entrara a misa aquel domingo, su medio hermano también estuvo en el seminario, por orden de su padre que les decía que ese muchacho huérfano tenía derecho a ser un hombre de bien, por eso él lo ayudaba, lo malo fue que salió muy rebelde y que de pronto para sacerdote no servía.

Ya fallecido Rogelio Enrique, ordenados los hermanos Juan Andrés y Ulises Salomón, María José en el convento y la mama de Antonio José fallecida, a este se le zafaron todos los innumerables tornillos que tenía su cabeza y se enloqueció más de la mente a tal punto de pretender sacar a la fuerza a María José del convento.

Cada Sacerdote cogió diferentes caminos en su noble y loable misión, a Juan Andrés lo mandaron para Roma a seguir estudiando, Ulises Salomón lo mandaron para un pueblo lejano a oficiar y ayudar a las personas a buscar la salvación.

Antonio José seguía en el pueblo custodiando  a María José, un poco más calmado por una restricción de tipo policial que no permitía que se le acercara a la novicia, so pena de ir preso al cepo del pueblo que se encontraba en el patio de la Alcaldía, allí solo se alimentaria a Pan y Agua.
Las mentes malas maquinan la maldad y van adelantados a las medidas de seguridad de las autoridades, averiguo Antonio José por el paradero del Sacerdote Juan Andrés, que por su parecido al ser medio hermanos podía usar sotana y camuflarse en ella para estar cerca de María José a la cual mortificaba y por último la despojo de su toca, en el atrio de la iglesia y se marchó.

Visitó Antonio José al sacerdote en donde se encontraba especializándose, lo convenció para que lo presentara al seminario, borrón y cuenta nueva, le prometió que él se iba a comportar bien y le recordó que el señor Rogelio lo quería mucho y deseaba que fuera un Sacerdote.

Se dejó convencer Juan Andrés, sin saber lo sucedido en su pueblo con su hermana la novicia al servicio del señor y lo metió al seminario, después de terminar sus estudios Juan Andrés regresó a ocupar un puesto en el seminario, lejos de su tierra natal.

Antonio José estuvo preparándose en el exterior, donde lo dejo su medio hermano y luego cuando ya sabía oficiar una misa y defenderse en las lías sacerdotales, su mente le ordeno regresar con sotana y documentos falsos y el Obispo que estaba tratando de explicarle al pueblo lo sucedido lo mandó para ese lugar donde está siendo juzgado por ser un falso sacerdote.

Qué pena tan grande presentan esos dos hermanos Sacerdotes ante el pueblo feligrés, del falso sacerdote que estuvo compartiendo con ellos la palabra del señor, todos lo querían, quizás en medio de Dios este hombre se perdonó a sí mismo y pidió a el señor misericordia por él. Los feligreses lloraban y suplicaban que lo soltaran, que lo dejaran seguir su apostolado, él es un Sacerdote muy bueno, decían.

¿Cómo llego el padre Ulises Salomón  a ese pueblo, donde se encontraba su medio hermano oficiando?, pues un amigo de la familia lo visitó y le dijo donde se encontraba, por eso llego a caballo y con un sombrero negro, Antonio José se mortifico y lanzo esas palabras de miedo y susto por haber sido descubierto por un verdadero sacerdote, al verse descubierto tomo su vehículo y trato de huir, pero ya las autoridades eclesiásticas estaban sabidas y en medio del camino lo detuvieron las autoridades militares.

Por último el Obispo, revelo la verdad diciendo:

Son cosas que suceden en este mundo, Ulises Salomón, Juan Andrés y María José, fueron educados por sus padres hasta llevarlos por su vocación a ser ministros de Dios en la tierra, al igual que María José.

Antonio José, un joven que creció sin la presencia de sus padres, porque su madre falleció al poco tiempo de  haber nacido, se sintió desprotegido, solo el señor Rogelio sabia la verdad, comenzó Antonio José a alejarse de la presencia de Dios, hasta cometer errores que solo el señor puede perdonar, muchos años de odio, por no poder lograr el amor de María José, sin saber  que era su hermana, de llegar a portar una sotana y presentarse aquí con una carta de presentación , haciéndose pasar por su hermano Juan Andrés, que con mucho amor lo ubico en el seminario, pero como Dios es misericordioso, este falso sacerdote fue tomando su sotana en serio y se ha convertido en uno de los sacerdotes más carismático que hay en mi diócesis.

El pueblo entero gritaba, que lo ordenen, que lo ordenen, que lo ordenen, Antonio José se acercó al Obispo y le hablo al oído, en un gesto de cabeza, el obispo dio su aceptación.
Dirigiéndose a la multitud:

Feligreses, autoridades civiles y eclesiásticas, excelentísimo señor Obispo, Hermana María José, hermanos Juan y Ulises, delante de mi Dios y de los hombres, me arrodillo a ustedes y pido perdón por las cosas malas que hice, soy un siervo del señor arrepentido, ya todo paso, todo quedo atrás, como el apóstol San Pablo, estoy a sus servicios y al servicio del señor.

Siguieron coreando con más fuerzas, que lo ordenen, que lo ordenen, que lo ordenen, los hermanos se abrazaron, lloraron y se perdonaron, ninguno de ellos tenía la culpa y el peso de lo que su padre no pudo manejar.

Sus hermanos, suplicaron al Obispo que lo liberara de pecados y además le pidieron que hiciera lo posible por ordenarlo, el pueblo también le hizo esa petición al jerarca de la iglesia presente.

Ulises quedo como Sacerdote de la iglesia de ese pueblo apartado, pero con mucha fe en el señor, Antonio José quedo como auxiliar de la iglesia mientras monseñor pedía permiso a la santa sede a ver si podía ordenarlo, María José volvió a África donde prestaba su apostolado con los niños necesitados, Juan Andrés fue promovido a Obispo Auxiliar y por último, el Santo Padre desde el Vaticano, dio su aval para convertir a Antonio José en un servidor del señor.

Se fijó la ceremonia de ordenar a Antonio José, uno de los Sacramentos de la ley de Dios, vinieron sacerdotes de todas las parroquias, autorizaron la presencia de Monseñor Juan Andrés, para ordenar a su hermano, regresó la hermana María José y el padre Ulises Salomón, encargados de ayudar al obispo auxiliar.

La Iglesia adornada por los fieles servidores del señor, vocación afirmada por su cura párroco durante muchos años, seminaristas, monjas, colegios y fieles devotos del señor, presenciaron a Antonio José, acostado boca abajo por tres horas, a su hermana María José, con una cuchilla haciéndole el cerquillo en la cabeza y sus hermanos impartiéndole la bendición y entregándole la estola, el cáliz y la patena, como señal de pureza y honra a Dios.

Todo esto sucede, en el rebaño del señor.





domingo, 13 de abril de 2014

LAS MONTAÑAS DE TECA

LAS MONTAÑAS DE TECA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano


En unos momentos de mi vida, el subconsciente se encontraba en una montaña de Teca, en honor a un árbol frondoso maderero que siembra una empresa multinacional después de extraer un precioso mineral de nuestro suelo caribeño, hectáreas sembradas en surcos que van bordeando la carretera, manejaba mi persona un Autobús de pasajeros de una empresa privada que por medio de un contrato, transportaba a los obreros de la mina al pueblo y viceversa.

Era una noche oscura y lluviosa, que solo se veía el camino de arena roja, sin ninguna señal de tránsito, solo la luz del vehículo enfocaba a los Zainos, Armadillos, culebras, conejos y perezosos, que atravesaban el camino despacio, sin ninguna prisa.

De regreso al pueblo, sin pasajeros en ese camino angosto y solitario, en espera a que pasaran los animales para no atropellarlos y conservar las especies, experimenté la sensación agradable ver subirse al autobús, unas veinte criaturas cuya cara era cilíndrica, sus cuellos largos parecidos a una tribu africana, median aproximadamente ciento setenta centímetros de estatura, eran de color blanco, ojos rayados saltones, no tenían cejas, menos pestañas.

Uno de ellos, el líder, se acercó a la cabina del conductor y me dijo

Hey mi llave, por cuanto nos llevas a marte, ida y regreso.

Esa voz era conocida, ese tono barranquillero, esa mamadera de gallo, disque los llevara a Marte.

Le conteste que eso no era posible, porque Marte es un planeta que está ubicado a tantos años luz de la tierra.

Me dijo: No te preocupes yo te guio

Percibí un susto cuando el timón del vehículo giró a la derecha, el Autobús, bajó la carretera y se internó en la montaña sembrada de árboles teca, con rumbo desconocido.

Hermoso paisaje, árboles que median unos quince metros de altura, con sus surcos limpios y anchos por donde circulaba el vehículo sin ningún contratiempo recorrimos toda la noche en un ambiente familiar como si los pasajeros que llevaba en el vehículo eran viejos conocidos, cantaban y reían.

A la hora de la alborada, llegamos a un sitio donde los arboles fueron talados y allí, había una hermosa nave de color plateado con bombillos rojos encendidos en intermitente, ellos se bajaron en orden y por una escotilla que se abrió, subieron diez y nueve cilíndricos, de nuevo se me acercó el jefe y me dijo:

Acompáñanos, te regresamos nuevamente, a lo cual negué con gesto de cabeza hacia los lados, se sentó al volante del autobús, lo subió a la nave, cerraron puerta y en silencio de motores se desaparecieron en los tallos de las montañas de teca.

Mis cinco sentidos volvieron a la normalidad, en medio de la montaña, sin un rumbo fijo y extrañado de todo lo acontecido, grité, grité y grité y solo el eco de mi voz retumbaba en la espesura de la  montaña.

Caminé por espacio de cinco días con sus noches, siguiendo el astro sol en el día y la hermosa luna nueva en la noche y por ultimo fui a parar en una agradable cama acolchonada, de madera teca que mi primo Francisco Miguel Martínez Carrasco me trajo por encargo de Bijao, Córdoba.

Me sentí cansado, agotado, sin alientos para hablar, volviendo a la realidad de la vida, mi esposa con quien comparto la agradable cama de teca, desde hace muchos años, conocedora de mis aventuras cuando estoy dormido, me preguntó:

Caramba niño donde te encontrabas, en la madrugada te escuche cantando una hermosa melodía, esa no estaba en tu rutina. (Rey de Papel-Ruben Dario Salcedo).

Le contesté:

Esa canción me la enseñaron anoche unos marcianos y acto seguido, le conté lo que experimentó mi mente, cuando estuvo trabajando el Subconsciente.

Ella jocosamente me dijo:

Te voy a tener que amarar en la pata de la cama de teca, porque todas las noches te me vas para otro lugar de este mundo, ten cuidado que un día de estos no regresas, se levantó y salió riéndose y murmurando palabras como: este se está volviendo loco.

Entre sueño, le contesté:

Sí, porque solo a los locos se les ocurren tremendas aventuras, como la de las montañas de Teca.

Seguí durmiendo plácidamente y después de dos horas me levanté y fue entonces cuando ella, mi esposa, me contó el cuento de la montaña de teca, que mi persona semidormido le había contado dos horas antes.


jueves, 10 de abril de 2014

CARRASCO UN ÁRBOL FRONDOSO (GENEALOGÍA).

CARRASCO UN ÁRBOL FRONDOSO (GENEALOGÍA).


ESTIMADOS FAMILIARES, PARIENTES Y ALLEGADOS A LA FAMILIA CARRASCO, CADRASCO Y CADRAZCO, NACIDOS EN MOMPOX BOLIVAR, SAN MARTIN DE LOBA, JUANA SANCHEZ Y LA VICTORIA BOLIVAR, MAGANGUE, SAN BENITO ABAD SUCRE, CARTAGENA, BARRANQUILLA, SINCELEJO, MONTERIA, MEDELLIN, MARACAY, CARACAS, EL VIGIA EN VENEZUELA, VANCOUVER CANADÁ, BELARCAZAR ESPAÑA, AMIGOS Y COMPAÑEROS DE TRABAJO Y DE LA U. PERSONAS QUE QUIERAN SABER DE DONDE VIENE SU APELLIDO Y COMO INVESTIGARLO, TENGO EN MIS MANOS EL MACHOTE PARA CORREGIR, DE LA INVESTIGACIÓN DEL APELLIDO CARRASCO DE ORIGEN ESPAÑOL.

ESTE HA SIDO UN TRABAJO SERIO AL CUAL LE HE DEDICADO MUCHOS  AÑOS DE MI VIDA Y QUE AL CONCLUIRLO ME SIENTO SATISFECHO POR EL DEBER CUMPLIDO EN ESTA INVESTIGACIÓN.

LAS PERSONAS QUE QUIERAN COLABORAR CON LA EDICIÓN DE ESTE LIBRO, FAVOR LLAMAR AL CELULAR No. 3013022979, AQUÍ LES INFORMO COMO ADQUIRIRLO.

TAMBIEN PUEDEN PAUTAR EN LAS ULTIMAS PAGINAS, CON EL FIN DE REUNIR EL DINERO PARA SU RESPECTIVO TIRAJE, ES UNA AMENA  Y ENRIQUECEDORA LECTURA QUE NOS VA A LLEVAR SABER QUIENES SOMOS, CUANTOS SOMOS, COMO EVOLUCIONAMOS EN ESTE MUNDO Y LO MAS IMPORTANTE SABER QUIENES FUERON NUESTROS ANTEPASADOS, ES UN LIBRO LLENO DE MUCHAS ANEGDOTAS, ES UNA BUENA INVERSIÓN, SE LOS ASEGURO.

DE USTEDES ATENTAMENTE,


SU SERVIDOR:
FRANCISCO JAVIER CADRAZCO DÍAZ.
ESCRITOR CARIBEÑO COLOMBIANO.

sábado, 5 de abril de 2014

PRIMERO, SEGUNDO Y TERCERO, LOS ESPANTAPAJAROS

PRIMERO, SEGUNDO Y TERCERO, LOS ESPANTAPAJAROS
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano.


Primero, Segundo y Tercero, tres muchachos que su padre decidió bautizarlos numéricamente en orden, pues su idea era tener una docena para que en esa casa rindiera el trabajo y no faltara nunca el pan de cada día, la mamá de ellos nunca estuvo de acuerdo con esos nombres, pero allí, en esa casa campesina el que mandaba era el hombre.

Ya grandecitos peleaban entre ellos y se le fueron saliendo de las manos a sus padres por la forma de crianza que recibían, nunca fueron a un colegio, porque  los necesitaban era en el monte.

Salían con su padre a las cinco de la mañana y regresaban a las siete de la noche, maltrechos, rasguñados y con hambre de todo un día de labores en el campo, cosechando arroz, maíz y yuca.

En  horas de la noche, cuando en el pueblo todos estaban dormidos, Sinforosa, (Sinfo) para los allegados a la familia, madre de los numéricos hijos, hizo un reclamo a su esposo con relación a los jóvenes que no habían pisado un plantel educativo, aspiraciones que ellos tenían y su madre los apoyaba, le dijo:

“Si no dejas que mis hijos vayan a la escuela, no paro un muchacho más”.

La ira y el tono de Fredonio aumentó, entró en cólera y se faltaron el respeto el uno al otro, por último Fredo, le puso la mano encima  a Sinfo, y esta en un estado de nerviosismo le gritó a su esposo:

“Prefiero ver a mis hijos siendo unos espantapájaros, clavados en una vara en la roza, que no verlos estudiar, además dijo”:

 “No te paro un muchacho más, pare tú desde el cuarto al duodécimo”.

Primero, Segundo y Tercero, escucharon tremenda gresca entre sus padres, se levantaron y en un rincón del cuarto tomaron la decisión de ser unos espantapájaros en la roza de su padre.

Tan pronto amaneció, salieron los tres hermanos hacia la parcela, a armar los espantapájaros, muñecos harapientos vestidos con retazos de telas  viejas, zapatos en desusos, pelo de cascaron de maíz y sombrero concha de coco maltratado por el inclemente sol y el agua.

Llegaron a la parcela y procedieron a colocar los tres espantapájaros con su ropa, sombreros y sus abarcas viejas, los ubicaron en sitios estratégicos y se marcharon bien lejos de su hogar, cuando su padre llegó, se sorprendió al ver a sus tres hijos convertidos en espantapájaros, acordándose de las palabras sabias de Sinfo, dio media vuelta y en feroz carrera se devolvió llorando hacia su casa.

Sinfo, notó que sus hijos no amanecieron en casa, un poco preocupada porque ella sabía que sus tres numéricos escucharon la trifulca y temía por lo que pudiera suceder con su padre.

Desde la primera casa en la entrada al pueblo Fredo vociferaba en llantos que sus hijos se volvieron espantapájaros y que la culpable era Sinfo, desde ese momento el hombre perdió la razón.

Una multitud de curiosos se agolparon en la parcela de Fredonio a observar detenidamente a los tres espantapájaros y decían que si eran ellos en personas, algunos los tocaban y los llamaban por sus nombres.

Afrodísio un amigo de Primero, dijo que el espantapájaros le pico el ojo y se echó a reír con él.

Sinforosa, arrepentida, pegada de la sotana del cura del pueblo, pedía perdón a Dios, por esas palabras pronunciadas a media noche en medio de la ira e intenso dolor por la pelea con su esposo.

Así pasaron seis meses, tiempo en que la cosecha sembrada había que recogerla en presencia de los tres hermanos espantapájaros, quienes aguantaban sol y agua y ya se encontraban deteriorados.

Anunciaron la recolección de la cosecha, muchos vecinos se ofrecieron para ayudar a la señora Sinfo, quien luchaba día a día en recuperarle la memoria a su esposo y con la pena de que sus hijos se convirtieron, en lo que ella los quería ver.

Oscureció ese día, la noche fue larga, Sinfo no pegó ojos, los perros aullaban en la calle y se escuchaban murmullos de muchos hombres caminando hacia la salida del pueblo, las puertas se habrían y se cerraban al instante y muchas cosas más que pasaron por la mente de Sinfo esa noche.

Al día siguiente las brigadas de vecinos salieron a recoger la cosecha y hallaron en el sitio dos mil quinientos cincuenta bultos de arroz, dos mil bultos de maíz y cinco mil bultos de yuca, debidamente empacados y los tres espantapájaros habían desaparecido.

Primero, Segundo y Tercero, los hermanos numéricos, se convirtieron en hombres de bien, todos profesionales, con la ayuda de una tía materna a donde llegaron después de armar los tres espantapájaros en la roza de su papá, se cambiaron sus nombres, regresaron a los diez años a recoger a sus padres, Fredonio quien había recobrado la cordura después de recoger la cosecha y Sinforosa su madre quien sufría de pena moral, por haber convertido a sus hijos en unos espantapájaros.

Vivieron juntos el resto de sus vidas y jocosamente entre la familia se hacían llamar Primero, Segundo y Tercero, los espantapájaros.