sábado, 29 de marzo de 2014

MANO TIGRE VS MANO BURRO


MANO TIGRE VS MANO BURRO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano








Mano Gollo tenía sembrado un cuarterón de maíz cariaco,  dos cuarterones de arroz y un cuarterón de ajonjolí, en una parcela que quedaba a 10 kilómetros del pueblo, distancia que recorría todos los días en la mañana y en la tarde en su burro bayo.

Se hacía acompañar de cinco perros barcinos que una perra vieja dejo abandonados por irse detrás de un can nuevo y de buena raza, además de los perros había en la parcela un tigrillo recién nacido recogido en el camino por Gollo, al cual  alimentaba con un tetero de leche de ganado de la finca cercana.

Los perros estaban celosos porque al tigrillo le daban leche y a ellos los tiraban al monte a ver que conseguían para alimentarse.

Un día hablaron con el burro bayo y le comentaron que mano Gollo no quería fiesta con el tigrillo, en cambio a ellos que todos los días le cuidaban la parcela y espantaban los yolofos y los saínos que arrancaban el maíz y el arroz, además tío burro a usted que es un señor serio lo tiene amarrado a soca corta y apurado puede coger un bocado de hierba fresca de aquel lado de la cerca.

El burro que es burro al fin encendió motores, rompió la soga, rebuznó, se tiró tres yerberos y cogió playón, los perros al ver la rebeldía del burro también se fueron detrás del animal, cuando mano Gollo salió en la tardecita de limpiar la roza ya los animales no estaban menos el tigrillo a quien subieron sobre el burro y se marcharon.

Discutían los animales en el camino que iban a hacer con el tigrillo recién nacido, los perros decían: ‘mátalo tío burro para que se acabe la pendejada, mira que ellos se comen a los burros, tú vas  a ser el primero en morir cuando este animal crezca’.

Tío Burro a pesar de su ignorancia decidió pegárselo a una vaca que estaba recién parida, ella lo podía alimentar hasta que el felino se defendiera solo.

Les amaneció a los animales lejos de la parcela de donde salieron la tarde anterior, ya estaban cansados, hambrientos y con mucha sed, tío burro halló un peladero con buena arena fresca y allí se tiro a bañarse y le dijo a los perros, de aquí no camino más, si ustedes quieren lárguense, yo me voy a devolver.

Los perros siguieron su camino y mano burro se durmió plácidamente en ese sitio tan especial, sin medir el peligro de que esa es zona de tigres, tigrillos y leones y él era su presa favorita.

No había transcurrido quince minutos, cuando de la maleza apareció tío tigre, hambriento y en su olfato olía a burro trasnochado, seguía tío burro en el primer sueño,  donde veía que un tigre de pintas blancas menuditas se le acercaba y le pelaba los enormes dientes que el conto uno por uno para un total de treinta y dos.

Mandíbula larga, garras afiladas y colmillos blancos, cabeza grande como totuma de guardar semillas, a todas esas tío burro se despertó, miro a su alrededor, se le erizaron los pelos y sintió miedo, pánico, presentía que dos enormes ojos lo miraban.

Conservo la calma y se dijo yo me voy trato de devolverse por donde vino y en ese instante una voz gruesa le dijo, para dónde vas burro viejo, ya estás muerto.

Los perros en el camino discutieron porque unos decían que no han debido dejar a tío burro solo a merced de los tigres y decidieron devolverse a buscarlo y protegerlo.

Llegando ellos y se va formando una pelea entre tío burro y tío tigre, el primero a defenderse y el segundo a comérselo, el perro mayor de la manada le dijo a sus compañeros: “No se metan esa pelea es entre los dos, si vemos que  tío burro va perdiendo la pelea cogemos a ese tigre y lo descuartizamos”.

Pelearon todo el día los dos animales, gancho de derecha del burro y garras de izquierda del tigre, patadas voladoras del burro que se perdían a la distancia porque tío tigre se agachaba, la pelea seguía pareja, sin embargo a tío tigre le olía a tigrillo recién nacido y paró la pelea.

Tío tigre le preguntó a tío burro que porque él olía a tigrillo, a lo que tío burro le contesto que ellos señalando a los perros que estaban a la distancia habían recogido un tigrillo y se lo habían colocado a una vaca para que lo alimentara y no se muriera.

No crean que por eso se van a salvar de mis garras y arremetió contra los cinco perros que se abrieron a pelear dispuestos a ganarse a tío tigre como fuera, uno atacaba al tigre de frente y los otros por la cola, hasta cansarlo y dejarlo tendido sin fuerzas, cogieron un cáñamo y lo amarraron, se lo subieron al burro y retornaron a la parcela donde los esperaba su amo, que elaboro una jaula de madera antes que despertara el tigre ya estaba enjaulado, contactaron al domador del circo y se lo vendieron por un buen dinero que el amo repartió entre los cinco perros y el burro bayo.

Pasado un tiempo se encontró el burro con tío tigre y este le dijo al domador que sería bueno y rentable montar una pelea en el circo entre él y tío burro, cosa que le sonó al domador, hablo con tío burro y le propuso un buen dinero, tío burro hablo con sus amigos los cinco barcino y estos se convirtieron en manager.

Anunciaron con megáfonos por las calles del pueblo una pelea entre tío tigre y tío burro en la placita donde se encontraba el circo a las ocho de la noche.

Masivamente acudieron a tan desproporcionada pelea, que daban por ganador a tío tigre que se encontraba enjaulado, trajeron a tío burro quien venía preparado para ganar la pelea, ya los perros lo habían entrenado y tenían un plan en caso que tío burro fuera perdiendo la pelea.

Tío gallo era el réferi, burro vs tigre al centro del cuadrilátero, un redondel de madera con piso de tierra lisa de color blanco marfil, de esa que hace arder los ojos.

Las apuestas fueron altas por su puesto a favor de tío tigre que en el round cinco iba ganando la pelea, ya tío burro tenía las dos orejas desgarradas a peso de zarpazos y  tres costillas zafadas que le impedían respirar bien, tío tigre sangraba a chorros por la nariz, tenía un ojo tapado de la hinchazón del casco del burro, en ese preciso momento el burro dio media vuelta de campana y con sus cascos traseros le tiro un puñado de tierra al tigre quien quedo ciego, dio la espalda y quedó  fuera de combate.

Tio gallo como pudo le alzó  una de las patas delanteras a tío burro y lo dio como ganador, los perros cobraron el dinero y se marcharon de inmediato del pueblo y hasta el sol de hoy, no se ha sabido más de ellos, tío burro sigue en su rutina de ir a la parcela, sogueado a pita larga ya disfruta de la hermosa yerba verdecita, apareció tío tigrillo ya hecho un hombrecito y cuida de su amigo el burro bayo, que un día le salvo la vida.


domingo, 23 de marzo de 2014

LAS COSECHAS DE ÑAME

LAS COSECHAS DE ÑAME
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano


Una noche de verano, mano Antenor, venía en tres quince bajando el Páramo rumbo a la Arena, por la vía de Laguna Flor, la tierra de las mujeres bonitas, todas blancas y ojos verdes, en ese camino se encontró con el curandero o curioso más prestigioso de la región, quien era muy amigo del papa de don Ante, cuando este estaba vivo.

Venía en un burro brioso de alta gama, o sea de gran estatura, paso ligero y aperos elegantes, tan pronto estuvieron frente con frente, don Ante le dijo:

Hombre docto tenia años de no verlo, por donde andaba, supo que su amigo se murió (el papá).

 Si don Ante yo me encontré con él, como va esa cosecha de ñame.

Hombre docto este año eso no va a producir casi nada, ahora con ese verano que nos está atropellando, acto seguido se acordó que el indígena Zenu era el hombre que le podía poner a parir esas matas de ñame.

Hombre docto yo necesito de sus servicios a ver si esa cosecha sirve.

Claro don Ante, aunque ya no me dedico a eso, lo voy a ayudar por la amistad que tengo con su padre, todas las noches jugamos tejo allá donde estamos, esta misma noche le voy a trabajar a ese ñame y le pronosticó a don Ante, que buscara muchos sacos para depositar la cosecha y que fuera ubicando al comprador porque lo que venía era una gran cosecha de ñame de buena calidad.

También le dijo que los honorarios por el trabajo realizado, se los pagara en la tercera cosecha.

No fue más la conversación ambos se despidieron y siguieron sus caminos, uno venia hacia el Páramo y el otro iba para la Arena.

Los campesinos de la región sabanera de Bolívar, Sucre y Córdoba,  donde se siembra la semilla del ñame, conocen la tierra, el mes de siembra y cuando se recoge la cosecha.

Don Antenor había sembrado la semilla a principios del mes de abril, en una tierra negra, cuarteada por el verano, con las primeras lluvias, se vuelve barro, intransitable en vehículos y animales, pero buena para el ñame criollo y espino, de un gran valor nutritivo y especial para hacer un mote de queso.

Con todos los cuidados que requiere sacar una cosecha, Don Ante, se metió de lle no a su cultivo de cinco hectáreas, para recoger una producción de diez toneladas, que con mucho cuidado contrata a un personal experto en sacar el tubérculo de la tierra en los meses de noviembre, diciembre y enero.

La penúltima cosecha, se pronosticaba que el ñame no estaría a la altura de otros años porque el verano atropelló la semilla y una parte se pudrió y se murió, no germinó.

Pero las esperanzas y la fe de don Ante, por salir adelante con los compromisos familiares y financieros, lo obligaban a buscar estrategias para que la semilla que sembró, diera buena cosecha.

Un poco desconfiado de las palabras del indígena, pero con una gran esperanza de que lo que dijo fuera la purita verdad, salió a Sincelejo y en el mercado compro dos mil sacos ñameros, amarro la cosecha con los mayoristas y fue hablando con los señores que recogían el ñame, para que no se comprometieran con otro cultivador.

Llego el mes de noviembre y por última vez le pasó revista a la cosecha, mata por mata y observó que el pie estaba pronunciado, augurando una gran cosecha.

Don Antenor Paternina recogió esa vez la cosecha de ñame y la vendió a buen precio, salió de los compromisos y le quedo un buen dinero por la cosecha.

Al año siguiente no sembró semilla, la que quedó enterrada nuevamente germino y la cosecha fue al doble, cada ñame pesaba una arroba, sus ganancias se triplicaron, al no tener que comprar la semilla.

Después de recoger la cosecha, metió al terreno un ganado de engorde, que pisoteo todo lo que quedó de rezago de ñame.

A la tercera cosecha, sacó el ganado y metió tres tractores a arar la tierra, ese mismo día a los quince minutos de arado los tractoristas le dijeron a don Antenor que allí había sembrada una semilla de ñame.

Suspendieron el arado y a las primeras lluvias comenzó a germinar, fue tan grande la cosecha de ñame, que tuvieron que contratar más mano de obra para recoger la cosecha, fueron cinco bodegas de tres mil metros cuadrado cada una que llenaron con bultos de ñame criollo y espino, vino un barco a cargar el ñame para llevárselo a los EE.UU.

Esa tercera cosecha fue paga en dólares americanos, motivo que le dio a don Antenor a dejar el burro en que andaba y comprarse una camioneta doble cabina, fue a buscar al indígena que le rezó la primera cosecha para recompensarlo y fue tan grande la sorpresa que recibió de sus familiares al contestarle que él tenía diez años de haber fallecido.

Don Antenor Paternina no creía lo que le decían, pero si se acordó de la conversación en el camino del páramo que un tiempo antes sostuvo con el indígena y que por ir borracho no capto bien frases como: Si yo me encontré con él o todas las noches jugamos tejo allá donde estamos.

Cayó don Ante redondito, privado y con la respiración a bajo volumen, tan pronto volvió a la realidad se dirigió al cementerio del pueblo indígena y comprobó la verdad, un epitafio en una tabla rustica decía:

Aquí yace un hombre servidor en vida y en la otra, fecha de nacido y fecha de su partida a la eternidad.

Le entregó el dinero de la paga a la hija mayor, se dirigió a la iglesia y le mandó a decir dos misas cantadas para quedar en paz y salvo con el indígena mayor.

La tierra de la Arena sucre, sigue produciendo ñame de exportación, no hay que comprar semilla, ella queda lista de la cosecha anterior.

Estas cosas solo pasan, en nuestros  pueblos macondianos, que lastima que se encuentren tan abandonados.


sábado, 15 de marzo de 2014

EL SUPER CULTIVO DE AJI PICANTE

EL SUPER CULTIVO DE AJI PICANTE
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano












Ángel, era un amigo de la familia que lo contrataban para cortar el junco en una poza que había en la finca, con ese  junco se hacen las esterillas con que aperan los burros y mulos, después de un proceso de secado al sol y luego se va amarrando con una pita pasada por cera de abejas, quedando una esterilla de cuarenta por cincuenta centímetros, lista para ponérselas al sillón del burro o mulo cerrero.

Se ganaba Ángel un jornal de trabajo diario y con ese dinero pretendía sembrar tres hectáreas de maíz en su parcela, para luego venderlo al mejor postor, ya tenía la tierra arada, esperando las primeras lluvias de mayo.

Se alimentaba ese señor con ají picante, uno que le llaman topito, más peligroso que una mapaná rabo seco enroscada,   observé a Ángel recogiendo ají picante de unas matas que estaban cerca de la casa, la advertencia para los niños, era no acercarse a esas matas porque tenían gusano y el que lo picaba ese gusano le daba fiebre de 40 grados y le tenían que colocar una inyección para sanarse, por ese motivo a nosotros, nos era indiferente ese sector de la casa.

Pero como la curiosidad mata al gato, y  al ver a Ángel recogiendo esos ajíes rojos y no picarle los gusanos optamos por recoger las pepitas rojas y las verdes también las arrancamos.

A los pocos minutos, la cara y los ojos se nos hincharon como boxeador que pierde la pelea, los labios parecían a las figuras de la morena pintada por Aguas Limpias y sí, nos llevaron para donde el médico y de inmediato ordenó las inyecciones para bajar la alergia.

Ángel continuo haciendo pava de ají picante con huevo revuelto acompañado de yuca y suero, ese era su alimentación mientras estuvo recogiendo junco o enea para hacer esterillas.

Los ojos se le ponían rojos y llorosos y al preguntarle porque lloraba, decía que porque su mujer lo abandono, ella no quería comer pava de ají picante.

Cuando ya las matas se les acabo la cosecha, se mudó para otras matas de ají, estos eran grandes, largos y picaban más que los topitos, un buen día recogió sus ajíes, los cocinó, luego de enfriarse los molió y se los revolvió a los huevos con todas las semillas.

A los dos minutos de haber comido Ángel, se retorcía del dolor de estómago, al igual que su burro a quien también lo alimentaba con ají, estaba tirado al piso con los aperos encima, a ambos le dieron leche de ganado, cuando ya estuvieron aliviados, Ángel se montó en su burro y se fueron de prisa, sin cortar el junco.

Al pasar de los días y no regresar a sus labores el señor Ángel, mandaron a un trabajador de la finca a buscarlo a su casa a 2 kilómetros de distancia.

Cual sorpresa se llevó el mensajero, al observar en el camino un semillero de ají picante germinando, más de tres kilómetros cuadrados con las matas verdes, abonadas con estiércol de burro.

Al llegar a casa de Ángel, el trabajador le preguntó porque no había vuelto a su trabajo de cortar junco, que el patrón lo mando a buscar y que le explicara ese semillero de ají picante abonado con estiércol.

Ángel se sonrió y le comentó que ese semillero era del estiércol del burro que votaba al comer ají picante con la semilla incluida, que al pasar por la finca las iba sembrando por surcos y como la tierra estaba arada, tan pronto llovió, comenzaron a germinar, después la fue trasplantando y nacieron unas matas canillonas, cada una de ellas dio de cosecha cinco kilos, por eso se llamó la súper cosecha.

Le mandó a decir al patrón que no lo esperaran, porque él se iba a dedicar a cosechar ají picante para venderla  a una empresa que lo transformaba y lo vendía en frascos con etiquetas.

Tan buena fue esa cosecha de ají picante, que con el dinero compro la finca donde trabajaba, más las tres hectáreas que había sembrado y se dedicó al cultivo de ají picante, sus ganancias superaban sus expectativas y la empresa le compraba la cosecha, antes de sembrarla.

Los vecinos le preguntaban que cual era la formula, para ellos implementarla, el burro que estaba pastando cerca, escucho la conversación,  le dijo al vecino, vea es mejor que usted no sepa la formula porque creo que no va a aguantar los dolores de estómago.

Su amo lo recriminó por meterse en la conversación de los humanos y le dijo al vecino:

No le pare bolas a ese burro, mírelo bien,  tiene los ojos rojos, eso es por comer pava de ají picante.

El vecino le contesto: A vecino, entonces usted también es un burro, porque tiene los ojos rojos y brillantes, como gallo fino, antes de pelear.


Ya un poco molesto Ángel le dice al vecino que lo respete, que él no es ningún burro, el de cuatro patas paró las orejas y contestó, si porque el único que como yerba soy yo, sacudió sus orejas, brinco con las dos patas traseras y se fue rebuznando.

domingo, 9 de marzo de 2014

CARRY CARRY, UN GALLO PAJARITO

CARRY CARRY, UN GALLO PAJARITO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano

Nacido de un cruce entre un gallo fino y una gallina pajarita, de esas que se comen hasta la comida que le sirven al vecino, no hay mata de Verbena, ají, papaya y tomate que crezca, donde hay esas gallinas y pollos pajaritos.

Se crió en las sabanas de Patillal, al aire libre, y en compañía de cuatro pollonas, todas de raza pajarita, se recogían a las cinco de la tarde arriba de  un palo de totumo frondoso que había pegado a la pared de la casa, sobre la única ventana por donde se respiraba aire puro, se divisaba la luna y las zorras que intentaban comérselos.

En la mañana bien temprano volaban y caían de pecho en un inmenso playón, donde se alimentaban con grillos, gusanos y moluscos que escarbando sacaban de una mata de corozo de vaca que había tirado en el suelo, podrido por el sol y el agua, sitio predilecto donde escarbaran y escarbaran para sacar el alimento, cuando uno de ellos conseguía un robusto molusco amarillo, llamaba a los demás para compartir ese exquisito manjar lleno de pulpa de comida y buena grasa.

Con esa alimentación más granos de maíz blanco de ese que sirve para hacer peto, se crió el gallo pajarito, a los tres meses de nacidos, su dueño lo aparto de las gallinas y comenzó su entrenamiento para pelearlo en las galleras y ganar buen dinero en las apuestas a favor del gallo pajarito.

La primera pelea la gano a los tres segundos, en una alzada le perforo el buche al gallo contrario y este se fue de huida lo mismo que su dueño.

La segunda pelea, la realizo en Sincé Sucre, donde gano a los dos minutos de haberse iniciado la riña, porque se formó tremenda gresca por una apuesta abultada en contra de carry carry, que iba ganando la pelea,  el dueño del gallo contrario lo levanto del ruedo y se esfumo de la gallera, para no pagar las apuestas y ser víctima de las botellas que volaban sin alas por toda la gallera.

Después de esa pelea, llego un familiar que vive en Galapa Atlántico  a casa y se enamoró del gallo fino de color blanco con plumas rojas en su alas y dio por el ciento veinte mil pesos en billetes de a dos mil nuevecitos, lo metieron en un guacal y vino a dar a un patio viejo donde habían un poco de gallinas ponedoras y de otra raza diferente a pajarito.

Cuando lo soltaron le pusieron media totuma de un alimento que se llama  puyana, eso no le gusto al gallo sabanero, acostumbrado a comer buen maíz, de ese que tiene el grano como diente de burro, de allí en adelante su cuido no fue bueno, menos para un gallo de pelea.

Un sábado bien  temprano su dueño lo recogió del patio y le dijo carry carry hoy vas a pelear, hay una apuesta de quinientos mil pesos, con esa plata sumada al doble vamos a comparar unos bloques para hacer la casa.

Ese gallo inteligente lo miro maluco y lo levanto a picotazos, acto seguido le echo agua de la boca y lo roció, siguió diciéndole ya sabes pajarito, no me vallas a quedar mal, ve que pague por ti un poco de plata y estoy comprometido con mis compañeros de trabajo que apostaron por ti.

Nuevamente el gallo pajarito lo miro a medio lado con sus ojos brillantes y tres círculos de colores en su iris, y se dijo entre sí, como me des la papaya me largo para mi tierra.

Apuestas vienen, apuestas van, quinientos mil pesos a pajarito y un millón al gallo contrario, vino el careo y de salida carry carry entuerto al gallo contrario, le saco el ojo con lengua incluida, no hubo necesidad de pelear, gano por decisión unánime, vea y se va formando la de Troya, el dueño cogió su gallo reclamo las apuestas y salió por debajo de la gallera arropado con un saco de esos que sirven para meter cinco arrobas de arroz.

Cuando salieron a la carretera el gallo divisó un bus que iba con rumbo a Sincelejo, cuando el bus paso al lado del dueño, el gallo lo pico y se soltó, bolo, bollo y bolo y se alcanzó el bus, se subió en el estribo o escalera en el primer peldaño y a las cinco horas estaba en Patillal contándole a su antiguo dueño lo mal que paso en los meses de estadía en Galapa.

El día lunes el dueño de carry carry llego al trabajo mal humorado y a todo el que aposto a favor de su gallo, le hacía señas con la mano derecha y se la pasaba por el cuello, diciéndoles que el gallo había perdido la pelea y que lo guisaron acompañado de arroz blanco y ñame espino, recogió unas plumas en el patio y las llevó como evidencias, para no darles el doble de las apuestas, tampoco compro los bloques para hacer su casa, se bebió la plata en ron.

Mientras tanto carry carry, un gallo muy inteligente, nuevamente está libre en los playones de Patillal Sucre, al lado de sus gallinas y sus treinta y cinco polluelos, todos de la raza pajarito, sus gallinas se burlan de él, porque le mocharon la cresta y lo motilaron al etilo soldado recluta. 

El riposta con un canto de gallo fino rejugado, haciendo respetar su casta.


domingo, 2 de marzo de 2014

UN CAHALOTE VIAJERO

UN CAHALOTE VIAJERO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano.




En el golfo de Morrosquillo, una vez, los pescadores artesanales divisaron un barco en alta mar, cada vez más se acercaba hacia ellos y pitaba y pitaba y pitaba, fooooooob, foooooob. Foooooob, la señal indicaba que venía en emergencia y más por la velocidad y la ruta que traía, estaba fuera de las coordenadas del puerto de Cartagena y del canal de Panamá.

Todos recogieron las redes de pesca como pudieron buscaron la orilla del mar, por dos razones, una que las olas les podía voltear las canoas y otra que no se sabía del porque ese barco de bandera holandesa venía a tanta velocidad, directo al puerto de Tolú Sucre Colombia.

Detrás del barco divisaron los pescadores como especie de un submarino que solo sacaba la torreta, todavía con más razón para huir de tan gigantes barcos, a pocas millas de la orilla los pescadores vieron que el barco giró a unos noventa grados y de inmediato apago los motores y tomo un curso diferente al que traía.

El submarino siguió derecho y a las pocas horas se encallo en la playa de Tolú, los bañistas se salieron del mar y las olas bañaron por espacio de unas horas el camellón, los hoteles de la primera avenida se inundaron las embarcaciones pequeñas que estaban ancladas en el puerto vinieron a dar al parque y algunas terminaron incrustadas dentro de la iglesia.

El caos reino por varias horas, habían personas desaparecidas, las autoridades afanados por controlar la situación que por su puesto se les salió de las manos, pidieron auxilio a bomberos de Sincelejo y Cartagena.

La marina reportó la emergencia a todos los puertos que un barco venia en emergencia por causas de un enorme cachalote que lo perseguía desde hacía diez  días en aguas profundas.

El Barco pidió permiso para anclar en el puerto de Cartagena de Indias y su capitán contó con detalles sobre el enorme cachalote, manifestando que en una noche de luna clara, divisaron unos animales marinos de gran tamaño, en una pelea feroz por una hembra en celos, de inmediato el capitán cambió las coordenadas y giró el barco lo más lejos posible de la contienda amorosa de los cachalotes, por seguridad, ya que las aguas del mar emitían olas hasta de veinte metros de alto.

Uno de los cachalotes divisó el barco y se le pegó, al amanecer notaron la presencia del animal marino que venía a una velocidad de 200 kilómetros por hora, directo al barco que traía una carga de  cuatrocientas toneladas de parafina en bultos de cincuenta kilos, con destino a Argentina, vía canal de panamá.

Mientras las autoridades marinas daban el reporte, en el puerto de Tolú y después de la tempestad viene la calma, el impresionante animal trataba de desvararse, pero era imposible por su tonelaje encima, las olas seguían altas cada vez que el animal marino movía su enorme cuerpo.

Una fila de dos kilómetros se veía a los parroquianos camino hacia toluviejo y coveñas, manifestando que una fiera de mar había encallado en el puerto y que se quería saltar para comerse a cuanto humano había cerca.

El enorme Cachalote duró con vida por espacio de quince días, ingentes esfuerzos hicieron las autoridades por desvararlo, pero fue en vano, cuando los porteños decidieron picarlo con hachas y sierras y repartir su carne entre todos y cada uno de los habitantes de la costa del golfo de Morrosquillo, medía 16.5 metros.

Para esa época la sal se le llamaba de ganado, era gruesa y venía de Galerazamba, Bolívar y Manaure, Guajira, bueno esa se agotó en la región y tuvieron que comprar muchos bultos para salar las presas del animal, la pesca se paralizó ya que había comida en abundancia, los flacos se engordaron y los gordos se volvieron obesos.

A las mujeres porteñas les creció la cola y le salieron bíceps en sus brazos, de ellas salieron muchas boxeadoras que se defendían de las agresiones de sus maridos.

En los patios grandes de las casas se veían las pencas de carne salada asoleándose para después hacer un estofado de cachalote con yuca y plátano verde.

Las autoridades tuvieron que controlar las trifulcas que formaron las personas encargadas de destrozar el animal, porque en su vientre le hallaron  cinco toneladas de parafina que en su afán por salvarse los marineros del barco le tiraban al feroz animal marino.

Los pescadores hicieron su agosto con la venta de la carne y la parafina y lo que no pudieron vender y comer, las autoridades contrataron unos buldócer y cavaron en una finca cercana una tapa de dos kilómetros cuadrados con fondo de un kilómetro de profundidad y enterraron los restos del animal, envueltos en unas lonas plásticas, para no sentir el olor en descomposición le echaron polvo de caliza al Cachalote Viajero.

Al mes de haber enterrado los restos del cachalote, llegó una comisión de empresarios holandeses, y desenterraron la cabeza del animal para extraerle un Aceites cuyo precio en el  mercado era de trescientos dólares por galón, campesinos y pescadores desenterraron el animal por orden de las autoridades y la carne la  subieron al barco, a cada uno de los participante les dieron mil dólares para que compraran embarcaciones con motor fuera de borda y material de pesca sofisticado.

Ahora en Tolú, los pescadores y hoteleros, cuando divisan un barco, en alta mar están alertas por si se trata de otro Cachalote Viajero, que viene a encallarse en el puerto.