Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Mano Gollo tenía sembrado un
cuarterón de maíz cariaco, dos
cuarterones de arroz y un cuarterón de ajonjolí, en una parcela que quedaba a
10 kilómetros del pueblo, distancia que recorría todos los días en la mañana y
en la tarde en su burro bayo.
Se hacía acompañar de cinco
perros barcinos que una perra vieja dejo abandonados por irse detrás de un can
nuevo y de buena raza, además de los perros había en la parcela un tigrillo
recién nacido recogido en el camino por Gollo, al cual alimentaba con un tetero de leche de ganado
de la finca cercana.
Los perros estaban celosos
porque al tigrillo le daban leche y a ellos los tiraban al monte a ver que
conseguían para alimentarse.
Un día hablaron con el burro
bayo y le comentaron que mano Gollo no quería fiesta con el tigrillo, en cambio
a ellos que todos los días le cuidaban la parcela y espantaban los yolofos y
los saínos que arrancaban el maíz y el arroz, además tío burro a usted que es un
señor serio lo tiene amarrado a soca corta y apurado puede coger un bocado de
hierba fresca de aquel lado de la cerca.
El burro que es burro al fin
encendió motores, rompió la soga, rebuznó, se tiró tres yerberos y cogió
playón, los perros al ver la rebeldía del burro también se fueron detrás del
animal, cuando mano Gollo salió en la tardecita de limpiar la roza ya los
animales no estaban menos el tigrillo a quien subieron sobre el burro y se
marcharon.
Discutían los animales en el
camino que iban a hacer con el tigrillo recién nacido, los perros decían: ‘mátalo
tío burro para que se acabe la pendejada, mira que ellos se comen a los burros,
tú vas a ser el primero en morir cuando
este animal crezca’.
Tío Burro a pesar de su
ignorancia decidió pegárselo a una vaca que estaba recién parida, ella lo podía
alimentar hasta que el felino se defendiera solo.
Les amaneció a los animales
lejos de la parcela de donde salieron la tarde anterior, ya estaban cansados, hambrientos
y con mucha sed, tío burro halló un peladero con buena arena fresca y allí se
tiro a bañarse y le dijo a los perros, de aquí no camino más, si ustedes
quieren lárguense, yo me voy a devolver.
Los perros siguieron su
camino y mano burro se durmió plácidamente en ese sitio tan especial, sin medir
el peligro de que esa es zona de tigres, tigrillos y leones y él era su presa
favorita.
No había transcurrido quince
minutos, cuando de la maleza apareció tío tigre, hambriento y en su olfato olía
a burro trasnochado, seguía tío burro en el primer sueño, donde veía que un tigre de pintas blancas
menuditas se le acercaba y le pelaba los enormes dientes que el conto uno por
uno para un total de treinta y dos.
Mandíbula larga, garras
afiladas y colmillos blancos, cabeza grande como totuma de guardar semillas, a
todas esas tío burro se despertó, miro a su alrededor, se le erizaron los pelos
y sintió miedo, pánico, presentía que dos enormes ojos lo miraban.
Conservo la calma y se dijo
yo me voy trato de devolverse por donde vino y en ese instante una voz gruesa
le dijo, para dónde vas burro viejo, ya estás muerto.
Los perros en el camino
discutieron porque unos decían que no han debido dejar a tío burro solo a
merced de los tigres y decidieron devolverse a buscarlo y protegerlo.
Llegando ellos y se va
formando una pelea entre tío burro y tío tigre, el primero a defenderse y el
segundo a comérselo, el perro mayor de la manada le dijo a sus compañeros: “No
se metan esa pelea es entre los dos, si vemos que tío burro va perdiendo la pelea cogemos a ese
tigre y lo descuartizamos”.
Pelearon todo el día los dos
animales, gancho de derecha del burro y garras de izquierda del tigre, patadas
voladoras del burro que se perdían a la distancia porque tío tigre se agachaba,
la pelea seguía pareja, sin embargo a tío tigre le olía a tigrillo recién
nacido y paró la pelea.
Tío tigre le preguntó a tío
burro que porque él olía a tigrillo, a lo que tío burro le contesto que ellos
señalando a los perros que estaban a la distancia habían recogido un tigrillo y
se lo habían colocado a una vaca para que lo alimentara y no se muriera.
No crean que por eso se van
a salvar de mis garras y arremetió contra los cinco perros que se abrieron a
pelear dispuestos a ganarse a tío tigre como fuera, uno atacaba al tigre de
frente y los otros por la cola, hasta cansarlo y dejarlo tendido sin fuerzas,
cogieron un cáñamo y lo amarraron, se lo subieron al burro y retornaron a la
parcela donde los esperaba su amo, que elaboro una jaula de madera antes que
despertara el tigre ya estaba enjaulado, contactaron al domador del circo y se
lo vendieron por un buen dinero que el amo repartió entre los cinco perros y el
burro bayo.
Pasado un tiempo se encontró
el burro con tío tigre y este le dijo al domador que sería bueno y rentable
montar una pelea en el circo entre él y tío burro, cosa que le sonó al domador,
hablo con tío burro y le propuso un buen dinero, tío burro hablo con sus amigos
los cinco barcino y estos se convirtieron en manager.
Anunciaron con megáfonos por
las calles del pueblo una pelea entre tío tigre y tío burro en la placita donde
se encontraba el circo a las ocho de la noche.
Masivamente acudieron a tan
desproporcionada pelea, que daban por ganador a tío tigre que se encontraba
enjaulado, trajeron a tío burro quien venía preparado para ganar la pelea, ya
los perros lo habían entrenado y tenían un plan en caso que tío burro fuera
perdiendo la pelea.
Tío gallo era el réferi,
burro vs tigre al centro del cuadrilátero, un redondel de madera con piso de
tierra lisa de color blanco marfil, de esa que hace arder los ojos.
Las apuestas fueron altas
por su puesto a favor de tío tigre que en el round cinco iba ganando la pelea,
ya tío burro tenía las dos orejas desgarradas a peso de zarpazos y tres costillas zafadas que le impedían
respirar bien, tío tigre sangraba a chorros por la nariz, tenía un ojo tapado
de la hinchazón del casco del burro, en ese preciso momento el burro dio media
vuelta de campana y con sus cascos traseros le tiro un puñado de tierra al
tigre quien quedo ciego, dio la espalda y quedó fuera de combate.
Tio gallo como pudo le alzó una de las patas delanteras a tío burro y lo
dio como ganador, los perros cobraron el dinero y se marcharon de inmediato del
pueblo y hasta el sol de hoy, no se ha sabido más de ellos, tío burro sigue en
su rutina de ir a la parcela, sogueado a pita larga ya disfruta de la hermosa
yerba verdecita, apareció tío tigrillo ya hecho un hombrecito y cuida de su
amigo el burro bayo, que un día le salvo la vida.