sábado, 29 de noviembre de 2014

LA LOMA DEL GUSTO

LA LOMA DEL GUSTO


Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Región Caribe

El alto de la mina, por Bosconia Cesar, La loma de la Venera, en Ovejas Sucre y La Loma del Gusto en Loma Seca, San Benito Abad, han sido promontorios de arena y barro rojos que causaron más de un problema a los conductores que por ellas transitaban.

Por la región de la Loma del Gusto, no se podía transitar en horas de la noche, por varios factores negativos, de este y del otro mundo, en especial cuando estaba llovido, era una loma enjabonada, llena de fango y barro rojo, más lisa que resbaladero de caimán.

Esas eran las palabras de miedo y terror que contaba Teocrito Jaraba Meza, un anciano que vivía a tres kilómetros de  la loma y que cuándo llovía, el en su mente un poco desequilibrada, contaba con lujos de detalles lo que veía desde su morada.

Decían los mayores y los menores escuchábamos con miedo y terror de todas las cosas que sucedían en la loma del Gusto, llamada así, por todo el gusto que daba subirla en vehículo y al mismo tiempo bajarla, como decía el cabo Leytón, se me quería salir el corazón, allí la prudencia del conductor era subir la Loma despacio y a 20 R.P.M,  y disgusto de los conductores que tenían que transitar y superar la loma, después de un fuerte aguacero.

También decían los mayores, que allí en la loma, el tigre se comió a una señora que venía para el puesto de salud, con dolores de parto, también decían que allí se reunían los penitentes, en semana santa y que un primo del mono, mató a su mujer y a sus hijos, picoteados con una rula y  muchas cosas más, para llegar o salir del pueblo, cuando caía un fuerte aguacero sobre ella, había que esperar que el Astro rey emitiera sus rayos con toda la potencia.

Teocrito nos contaba en el parque principal del pueblo, cuando venía de su casa cerca a la loma que: Una noche se despertó por el ruido de una nave espacial que se posó en la Loma del Gusto a eso de las once de la noche de un domingo oscuro y bajo la lluvia.

El observó a la nave de donde se bajaron unas personas extrañas, que corrían de un lado a otro de la nave que no apagaba sus luces, bailaban y danzaban alrededor de ella, la empujaban con sus manos, vociferaban y cantaban melodías celestiales, los perros de las fincas cercanas aullaban de terror.

Después de un rato observando, vio a otra nave que se posó en el camino delante de la otra y luego las personas desaparecieron y las dos naves siguieron por tierra con vía al pueblo.

Al día siguiente el mono Jaraba como lo llamaban, se acercó al sitio de la loma y observó unas huellas de zapatos de gigantes, unas huellas de pies, de niños y mujeres, huellas de tigres y panteras, perros y gatos cimarrones, abarcas suela de cauchos, latas de embutidos con letras en japonés y un sinnúmeros de elementos no propios de las tiendas comestibles del pueblo caribeño.

Joselito Abril, un ducho  conductor de esos caminos estaba escuchando el relato del Mono Jaraba, a sabiendas de que el señor estaba Loco, más cuando esa noche en referencia Joselito no se quería acordar ya que él fue el protagonista y responsable de todo lo que en ese sitio de la Loma del Gusto sucedió ese domingo, cosa distinta a lo que narró con lujos de detalles el mono, tan buena la historia que los niños y jóvenes temblaban del miedo.

La verdadera historia contada por Joselito, días después que se enteró que a Teocrito Jaraba Maza, se lo habían llevado para el sanatorio de Turbaco Bolívar, por la perturbación de lo que veía en la Loma del Gusto, siempre que llovía, desde su casa a tres kilómetros distancia.

Esa tarde de Domingo, cuenta Joselito Abril, salió de la capital, con treinta pasajeros conformados por hombres mujeres y niños, además llevaban gallos, gallinas, perros y hasta gatos, iban en la chiva la melón, ya entrada la noche el vehículo presentó fallas mecánicas.

Joselito y su ayudante se orillaron de la carretera y dictaminaron que la guaya del acelerador del vehículo hizo corto circuito y se quemó, perdiendo el vehículo la aceleración y por su puesto la marcha, para desvararse se consiguieron un bejuco y desde la cabina hasta el motor Joselito aceleraba con la mano izquierda y manejaba con la derecha.

Luego se presentó un fuerte aguacero que  preocupó al conductor,  por el paso de la Loma del Gusto, el automotor seguía su camino despacio, hasta que llegó a la Loma y no pudo subir, todos los pasajeros se bajaron y procedieron a empujar el automotor a ver si lograban superar la Loma, bajaron la carga, para quitarle peso, pero fue imposible. Las luces del vehículo daban y encandilaban la casa del Mono Jaraba.

A la hora apareció el único tractor de Marca Ferguson que había comprado el Blanco Pérez para rolear en su finca de pastar Ganado y fue la salvación para la Chiva La Melón y sus pasajeros  el único trasporte público que circulaba por esa vía.

Teocrito Jaraba Meza, se encuentra mejorando de su mente senil, un agricultor que entregó todas sus fuerzas de trabajo para criar a sus 7 hijos, que lo visitaban en el sanatorio, lo mismo hacía Joselito Abril, al cual le tocaba escuchar el relato de los ovnis y los extraterrestres de la Loma del Gusto, en Loma Seca, San Benito Abad, mi querida tierra.


Las tres lomas citadas ya no existen, los protagonistas, tampoco, solo está mi persona, uno de los niños que escuchaba los cuentos de La Loma del Gusto, contados por El Mono Jaraba Meza, hoy, toco madera, con el fin de no acordarme en las noches, de todo lo que decían los mayores, sobre La Loma del Gusto.

sábado, 22 de noviembre de 2014

EL CHIVO MONO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
 












A Temilda, una joven Wayuu, la dotaron y la casaron con Euclides, le dieron doscientos chivos, veinte collares, cuatro pulseras y diez cadenas de oro de veinticuatro  quilates, más un rancho al lado de la casa de los padres de Euclides, donde se fueron a vivir.

Entre los chivos recibidos por los familiares de Temilda había uno que tenía dos colores en su piel, cascos negros con medias blancas, el resto del cuerpo era Mono, barba larga amonada, ojos café con aureolas azules, bemba larga y caída, cachos grandes alunados.

Por su edad el chivo Mono era el rey de la manada, hasta que llegó a la ranchería de los padres de Temilda y los revolvieron con doscientos chivos que había pastando a cielo abierto en esa ranchería

Le colocaron el nombre del Chivo Mono, porque había otro chivo de color negro con blanco y mandaba en la ranchería.

Tan pronto llegó el chivo mono, el negro lo encaró y le hizo saber quien mandaba allí, el mono que venia del 30, tierra que jurga, no pensaba dejarse ningunear, menos perder el amor de sus hembras de la manada.

Apartó el chivo mono a toda su manada que traía de la otra ranchería, entre ellas a ciento cincuenta y seis hembras paridas que cuidaba celosamente, pero el chivo negro no estaba dispuesto a compartir la manada y se opuso a tal propuesta.

En horas de la tarde los dos chivos tuvieron un pequeño enfrentamiento, donde el chivo negro midió fuerzas con el mono, allí quedaron empatados, a la noche siguiente encerrados en un corral de varetas  y ante la mirada temerosa de la manada, estas dos fieras se tranzaron en pelea, abrieron campo, contaron diez pasos y salieron del punto equidistante al punto cero, en velocidad de  diez kilómetros por hora.

Como resultado del primer choque, al chivo negro se le partió un cacho y al chivo mono se le desfiguraron las dos astas.

En el segundo encuentro seguido del primero, el chivo mono estudio la estrategia de quitarse para siempre al negro que le estorbaba en su manada compuesta por trescientos noventa y nueve chivos, con estrategias de vencedor, miró el corral de varetas y se dirigió hacia donde habían dos postes cerca, cuando el chivo negro venía con ímpetus de embestirlo, el chivo mono le sacó el cuerpo y el chivo negro fue a incrustarse a los dos maderos, donde para sacarlo tuvieron que sacrificarlo.

Reinó el chivo mono durante dos años, en la noche hablaba confidencias con la luna, y aprovechó ese tiempo para multiplicar la cría de ganado caprino, rico en leche y su carne una de las mejores en la sazón caribeña.

Había un inconveniente para el chivo mono, el chivo negro dejó crías, cinco chivos machos en crecimiento y después de dos años, estaban dispuestos a pelear con el chivo mono, vengar la muerte de su padre y uno de ellos sería el rey de la manada.

Una tarde los recogieron a todos de donde estaban pastando, caso inusual porque ellos buscaban el corral de varetas  a las seis de la tarde, fueron clasificándolos y apartándolos de la manada, al primero que sacaron fue al viejo chivo Mono, después siguieron las chivas hembras y viejas, en ese instante el chivo mono se dio cuenta que para su lado solo echaban las hembras más viejas y flacas de tanto parir, cosa que alertó al mono quien pensaba que los iban a sacrificar y vender su carne al mercado de Riohacha.

Después de clasificarlos y apartarlos de la manada, el chivo mono escucho cuando sus dueños en lengua Wayuu dijeron que mañana temprano venían por ellos,  reunió a sus chivas en círculo y en voz baja les contó lo que pasaría con ellos y les planteó la estrategia de fuga, les dibujó en la tierra el camino a seguir y el derribo de la cerca de madera.

Tan pronto el gallo cantó a las nueve de la noche, sigilosamente los animales emprendieron feroz carrera hacia el cercado y lo derribaron, se sacudieron y en carrera de chivos abandonaron la ranchería.

En su camino pasaron por Cuestecita,  el treinta, el molino, San Juan, Patillal, Aguas Blancas, Bosconia, Plato, Zambrano, Córdoba Bolívar, Magangue, Buenavista Galeras, Sincé Sampues, chimú Sahagún la Ye y fueron a dar a la finca  los  Pepinos del hacendado Vinicio Cordero, donde habían unos cuarenta toros negros de lidia en corralejas, unas quinientas vacas pastando, todas de color negro, era evidente que tan pronto se dieran cuenta de su presencia, los echarían a patadas de la hacienda por la fama que tienen de destruir todo lo que encuentren a su paso.

Allí fue cuando el Chivo Mono, cachos malos, pensó en convertirse en ganado al igual que los toros y vacas de la hacienda, se apartó de la manada y habló con su amiga La Luna y esta le concedió su deseo, fue poco a poco cambiando su estructura muscular, después su tamaño, siguió la cara, sus ojos se engrandecieron y se ocultaron un poco, su cornamenta creció defectuosa y su silueta era parecida a un buey por su estatura, y su cara parecida a un chivo, manso, despacioso y dócil, las chivas, se fueron convirtiendo cada una en hermosas vacas de color mono.

Cuando los trabajadores le fueron a dar vueltas al ganado, encontraron a un toro mono, de gran estatura de unos doscientos kilos de peso, de inmediato dieron aviso al dueño de la hacienda y este dio la orden de tenerlos a parte, para entregárselos a su propio dueño, cuando este viniera buscándolos.

Pasaron seis meses y nadie vino por los animales, y ya se acercaba la fecha de lidiar los toros negros en la corraleja de Sahagún Córdoba, un toro de los negros se partió una pata, peleando con otro toro y se descartó para la corraleja, en su remplazo solo estaba el toro cara de Chivo Mono, a quien ajuntaron en la manada.

El dueño de la hacienda dijo que ese toro era como un buey, que solo le serviría para guiar a los toros negros Bravos y manifestó que tan pronto saliera a la corraleja lo enlazaran y lo trajeran de vuelta al toril.

Eran las tres de la tarde del segundo día de toros, cuando sacaron a la corraleja al Chivo Mono, dieron orden de no garrocharlo, solo manta, sonaron las tres bandas de música sabanera y un osado garrochero se quiso lucir, garrochando al Chivo Mono, este se dio vueltas y saco del camino al garrochero y a su caballo.

Todos los presentes se pusieron de pies en los palcos, la algarabía y los gritos, lo mato, lo mató, se confundían con los sonidos de las bandas y los picok debajo de los palcos, el Chivo Mono escarbaba como diciendo quien sigue ahora.

Los enlazadores iban a cumplir su faena de devolverlo al toril y con una seña del dueño del toro que lo dejaran, un mantero se acercó al palco de honor y le dijo al dueño del toro, que lo mantearía por Quinientos mil pesos, el sí del hacendado fue una Sentencia de muerte para el mantero, y así fue cogiendo fama el Chivo Mono.

En todas las corralejas de la costa caribe colombiana, donde se presentaba, había muertos por cornada del famoso toro, a su paso dejó a muchos hogares de la costa enlutados, corneo a más de treinta personas, tenía la inteligencia de abrirse de la corraleja para ver quien caía de los racimos de humanos que se hacían en las varas del ensogado y dar cuenta de ellos.

Murió en los rodeos de la hacienda Quibdó, en el departamento de córdoba, con las luces del día, por eso su aliada la Luna no pudo hacer nada por él.

Dejo El Chivo Mono, una estela de hijos, regados  tanto chivos en las rancherías de la Guajira, como toros criollos de lidia en córdoba y sucre.  


 Temilda y Euclides, dos Indigenas de la Etnia Wayuu, de la Alta Guajira Colombiana, vivieron una vida feliz, sin saber que en la Dote de Matrimonio, venia El Famoso y temido CHIVO MONO.
RESEÑA HISTORICA, DE LA EDUCACION  EN LA REGIÓN CARIBE COLOMBIA, EN EL SIGLO PASADO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe


                                                 Manuel Antonio Carreño Muñoz

Hemos avanzado vertiginosamente en este planeta llamado Tierra, la educación Básica Primaria en especial, dio un vuelco de 180 grados, ahora la educación es integral,padres, alumno y educador, concatenados en todos los aspectos de la educación de sus hijos, con los medios a su alcance y con la fuerza económica del trabajo.

No sé qué método educativo se utilizaba en esa época, mitad del siglo pasado, porque no soy pedagogo, pero lo que si se, es que era una buena educación que se recibía, tan buena que el alumno se graduaba de Básica Primaria y con esas enseñanzas se podía enfrentar al mundo aún no tan globalizado. La garantía, los Cuatro Tomos del Diccionario de Bruño, de la Editorial Bruño de los hermanos de la Salle en Perú, adaptado a la Enseñanza Primaria en Colombia, hasta 1965, la Historia Sagrada y la rígida educación de los valores en casa y el refuerzo de la Urbanidad de Carreño.  La secundaria era privilegiada y estaba en manos de los particulares.

El Manual de Urbanidad y buenas maneras, para uso de la juventud de ambos sexos; en el cual se encontraban las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones Sociales; precedidas de un breve tratado sobre los deberes morales del hombre. El Manual de Carreño es un libro escrito en 1853 por el político, diplomático, músico y escritor venezolano Caraqueño, Manuel Antonio Carreño Muñoz.

LAS MATEMÁTICAS BÁSICAS para la vida, aprendidas de memoria y sustentadas en el salón de clases, bajo la presión de la regla de madera y el perrero del director; las cuatro tablas, suma resta multiplicación y división, quebrados, las medidas; La hectárea, La vara, la Fanega, el Cuarterón, el  pies, La Yarda, el kilómetro, litro, hectolitro, mililitros, gramos, miligramos, decimas, centésimas, el millar, la arroba, el kilo, el quintal, seguía la materia de Geometría; triangulo, rectángulo, obtuso, equisoceles, escaleno, cubo, hexágono, decaedro, dodecaedro, octágono, línea, horizontal, vertical oblicua, había que dibujarlos y colorearlos.

LA URBANIDAD DE CARREÑO: Los Valores en Familia, en reunión particular, el respeto hacia los demás, en especial a los mayores, quienes tenían la orden de corregir al joven si estaba haciendo cosas fuera de lo normal, con un recado a los padres del porque lo corrigió, la honra, la palabra empeñada, la puntualidad, la reunión a comer en la mesa, los modales para sentarse, para dirigirse a los demás, porque aunque ustedes no lo crean, habían muchas personas cultas que imponían la educación.

SEGUIMOS CON LA EDUCACIÓN RELIGIOSA, a cargo de los sacerdotes españoles, el libro de religión contenía, La creación del mundo, las tablas de Moisés o los diez mandamientos, Abraham, David y Goliat, El Patriarca Job, La historia de Jacob y las doce tribus, Moisés y la liberación del pueblo israelita y la travesía del mar rojo. La travesía de la calle principal de los sacerdotes a desayunar, almorzar y cenar en el comedor de las monjas, las novicias en fila hacia la iglesia a oír la santa misa, el sermón del cura, el sermón de las doce palabras en semana santa, el lavatorio de los pies a los alumnos de la primaria con los malos olores y las medias rotas, el cirio pascual y la misa del gallo a media noche.

CONTINUAMOS CON LA GEOGRAFÍA;

África, Asia, Américas y Oceanía
Mares, ríos, volcanes, lagunas, ensenadas, golfos y quebradas, pozas, charcas, acantilados, caminos y veredas, carreteable y carreteras, vía férreas, vías fluviales, caseríos, corregimientos, intendencias y comisarias, municipios departamentos y regiones. 

Todos dibujados y coloreados, además sustentados ante los demás alumnos y el profesor. 

Nos aprendíamos de memoria todas las capitales del mundo, dibujábamos los mapas.

HISTORIA POLÍTICA DE COLOMBIA:

Arrancamos con los españoles descubridores de américa del sur, seguíamos con los criollos criollos, los revolucionarios como Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios de Aguirre, Francisco de Paula Santander y Omaña, el hombre de las leyes y fue al primero que el Presiente Simón Bolívar, mandó a poner preso, porque violo su propia Ley, El mariscal Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá, El General José María Cordova Muñoz, Francisco José de Caldas y Tenorio, (el Sabio), Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez (Caraqueño), Capitán Antonio Clemente José María Bernabé Ricaurte Lozano (Villa de Leyva Boyacá), en San Mateo, en átomos volando, la Policarpa Salavarrieta Ríos, Galán José Antonio.

El discurso del 20 de Julio y la pelea por el florero entre un español y un criollo, montado en un taburete de cuero y a memoria, la profesora soplaba si uno se equivocaba o se les olvidaba el discurso por miedo a todas las autoridades municipales presentes.
Además había que personalizar a cada uno de estos próceres de la independencia con bigotes y toda la indumentaria.

Los adultos bebiendo ron con un grado de alcohol, superior al del Senador Merlano, vociferando “Que viva el partido Liberal” y el otro le respondía, “Que viva el partido conservador”, por las calles destapadas y llenas de minas que dejaban los cerdos en horas tempranas, hecho que provocaban frases salidas de tono en los mayores y que nosotros los niños y jóvenes no podíamos repetir.

SEGUIMOS CON LA CIENCIAS NATURALES.

La Naturaleza, el paisaje, las aves, los animales, los reptiles, los peces, el agua, el aire, el mar, el ciclo de la lluvia, las cuatro estaciones, verano, invierno, primavera y otoño, la salida del sol por el oriente y se oculta por el  poniente, ese hermoso sol nos daba la hora exacta con solo mirarlo, la luna y sus cuatro fases, la orientación de los cuatro puntos cardinales, Norte, Sur, Este y Oeste.

El almanaque de Bristol, marcaba el tiempo de la se siembra, tiempo de pesca, día de motilarse, cuando cortar un árbol, cuando recoger las cosechas.

Del Sacerdote botánico José Celestino Mutis y Bosio, nacido en Cádiz, de su libro “El Arcano de la Quina" se aprendían a recetar plantas vegetales medicinales, en especial a los niños, los purgantes vegetales como la leche de higuerón, el malambo para la malaria, , árnica y arará, para los golpes y porrazos de la vida,  la verbena machucada, no bailada, la altamisa, sábila, pitajaya para la buena digestión y seguía el libro de ciencias ilustrándonos para la vida, de esta materia salieron muchos curiosos que iban de pueblo en pueblo curando personas, después de un buen conocimiento sobre plantas.

Todas estas pequeñas y valoradas cosas, las aprendimos en esa época de la vida, donde las oportunidades eran pocas, más cuando estábamos tan lejos de la civilización, donde solo llegaba el periódico El Campesino, que vendía un joven sin camisas y a pie descalzo por las cuatro calles que tenía el pueblo, cada periódico costaba V centavos.

A pesar de los metodos que no eran los mas adecuados, los jovenes de la época tenían una característica, y es que mostraban su nivel de aprendizaje en la vida laboral. Era notorio el nivel de estudio realizado.



viernes, 14 de noviembre de 2014

A HACHA Y MACHETE

A HACHA Y MACHETE
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano















Una cuadrilla de 20 hombres fuertes, acostumbrados a tumbar montañas enmarañadas de árboles que median hasta veinticinco metros de altura, en una extensión de cincuenta fanegadas a la redonda, habitad de Micos Monos, Arditas, tigres y gatos de monte, y toda clase de aves de rapiñas, amén de los réptiles y los enjambres de avispas y paracos.

Pompilio (Pompi), para sus allegados, era el contratista y el que le media 1/2 hectárea a cada uno de los leñadores, para tumbar en un día, hombres duchos en el corte de la madera, una de las más finas y bien paga  en el mercado, para convertirlas en un barco, una hermosa cama, unas lujosas puertas, una carrocería para vehículos pesados, en puentes y otras actividades, que para el dueño de la madera era un negocio redondo.

Cada trabajador alistaba su hacha y su machete en horas de la noche y a las cuatro y media de la mañana salían del pueblo en burros o a caballo con rumbo a las montañas, acompañados de sus mejores perros para la casa de animales que al escuchar el sonido del hacha y el guapirrero típico de los hombres, dándose ánimo para sacar la difícil tarea de tumbar montañas de árboles madereros, salían despavoridos y eran presa fácil de los perros.

En la cuadrilla, se destacaban varios hombres a quienes les tenían fama, tanto en el corte del árbol, como en su rapidez para sacarse la tarea impuesta por Pompi, entre ellos “El Parie”, era de admirar en esa época un corte perfecto, métrico, lineal y nivelado en que quedaba en el tronco, de a dos por árbol, las hachas iban haciendo el corte de la madera en una melodía del pum, pam, pam pum, después caía el pesado madero, que arrastraba a su poso  todo ser viviente y como un ser inerte se desplomaba en la madre tierra, golpeándose su tallo en donde anidaban la guarupendola, el toche y el nido de golero pichón.

El primer árbol en caer, su tronco de uno con cincuenta de alto por dos metros de ancho, se convertía en un hermoso reloj, que el sol y la luna se encargaban  de dar la hora. Después que Pompilio le adecuara dos estacas en la parte superior.

Un bangaño lleno de agua, tres panelas de hoja, cincuenta tabacos, las cerillas para encender el fuego, sal, cucharas y totumas, hacha y machete y un cabo de madera de repuesto por si se partía el del hacha y la contra para la picada de insectos ponzoñosos  y mordida de culebras, eran las provisiones que cargaban en la pesada mochila de fique cada uno de los trabajadores que se dedicaban a tumbar montañas.

El Parie, era un hombre de baja estatura, musculoso y bien formado debido a su oficio, de pulso firme, manos grandes y callosas, pulseador de profesión, miembro de una numerosa familia que llego a ese pueblo a echar raíces, largas y profundas, no había una criatura en este mundo que le ganara en el arte del pulseo de brazos y muñeca, con su fama cargaba el remoquete de tener en sus vise una docena de niños en cruces o angelitos, que lo ayudaban a bajar madera y dejar a sus compañeros rezagados, cuando querían ser las once y treinta del medio día, ya El Parie, se encontraba debajo de una mata de uvero, echándose fresco con su sombrero alón.

Era exagerado para comer, siempre su sarapa, era al doble que los demás trabajadores, Pompi, su primo hermano y uno de los mayores de la cuadrilla, daba la orden de servirle bien la comida al parie, él sabía que ese hombre forzudo y echado para adelante, le rendía en el trabajo y sus ganancias eran altas.

Uno de esos días de jornada de trabajo, en horas de la tarde, El Parie terminó su jornada bien temprano, ayudó a su tío a sacar la tarea y como de costumbre buscó una mata frondosa y se fumó un tabaco negro, se bebió un bangaño de agua de los dos que cargaba a cuestas y se echó a dormir.

La cuadrilla, cada uno de ellos fue recogiendo sus aperos y se marcharon a casa, sin darse cuenta que El Parie no iba con ellos, lo echaron de menos, pensaron que ya estaba en casa, como lo hacía cuando terminaba su jornada.

Se despertó El Parie, con el roncar de un tigre pintado que venía hacia el a unos diez metros de distancia, se encontraba rodeado de toda clase de animales y aves que pastaban en la montaña que habían tumbado durante el día.

Preparado “El Parie”, con sus secretos para pelear, en guardia, mirando de reojos al enemigo, que a cada minuto eran más y más, comenzaron a dar vueltas en circunferencia, lo mismo hacia El Parie, hasta que en forma de remolino lo envolvieron y lo sacaron a un sitio abierto, carente de vegetación.

El tigre pintado, le habló, manifestándole que le iban a hacer un juicio de responsabilidad por los daños ecológicos causados en su habitad. Palabras que ripostó El Parie, alegando que él no era el responsable, solo era un trabajador jornalero al igual que la demás cuadrilla, le preguntaron quién era el dueño de la hacienda maderera, al que no le perdonarían de haber tumbado la centenaria montaña. El Súper hombre apostó a que si se lo ganaban en la pelea, ellos dispondrían de la vida de él, en caso contrario él se comprometería a restablecer la montaña, tumbada a hacha y machete el día anterior,

Amararon de pies y mano a El Parie, quien ya tenía su estrategia de defensa, acompañado de los doce niños en cruces, que uno por uno fueron apareciendo en la escena, convirtiéndose en doce tigres, más grandes que los que estaban juzgando a El Parie.

Trenzándose en una pelea feroz, que recorrió terreno, tumbo montañas, tanto así, que al día siguiente cuando la escuadra llegó al sitio de trabajo, todos los arboles estaban en tierra, solo estaba el parie debajo del árbol de uvero, echándose fresco con su sombrero alón y riéndose, no portaba el súper hombre ningún rasguño, una nube de arena daba vuelta en el firmamento, esa arena se alzó en la trifulca de anoche, en espera de una orden del parie para caer en forma de agua al medio día, con el fin de refrescar la tierra.

Diez tigres enjaulados, cincuenta culebras mapaná rabo seco, veinte pichones de goleros, cinco nidos de toche y guarupendola, quince conejos blancos y tres docenas de torcazas, en espera de que llegaran los protectores de animales para conservar la especie, había rescatado el súper hombre, después de ganarle la pelea a los tigres y monos, que lucharon a fuerza y no le ganaron, victorioso el Súper, cumplió su promesa.

Al medio día cayó sobre la montaña un fuerte aguacero que duró dos días, las pozas o jagüeyes se llenaron, los pescados corrieron raudos por los caudales de los ríos, al dueño de la hacienda se le ahogaron todo el ganado que pastaba en los playones donde se habían tumbado las montañas.

La vegetación, broto de la tierra mojada, los arboles crecieron, en sus ramas, se posaron miles de aves, cantó el mochuelo, la pava congona, rugió el tigre pintado de la montaña, el rey golero se posó en el copito de un árbol, taladró la madera el pájaro carpintero, aullaron los monos colorados, las culebras se arrastraban por dentro de la montaña, torcazas y codornices hacían sus nidos en las ramas de los árboles, cantaba la guacamaya, el loro manglero, la guacharaca y la codorniz.

Los animales enjaulados fueron puestos en libertad, el Bejuco Martin Moreno creció silvestre y permitió hacer dos millares de balay, para cernir el arroz y el maíz,  amarrar las corralejas y trenzarlos para tocar las enormes campanas españolas de la iglesia de mi pueblo.

La cuadrilla, exaltó a El Parie por su hazaña, la noche anterior, contada en medio del torrencial aguacero y desde ese momento, sus compañeros comprendieron que el súper hombre tenía grandes poderes y se podía comunicar con los animales y las aves de la montaña centenaria. No se taló más un árbol y el hacendado repartió las tierras y sus bienes entre los hombres de la cuadrilla, acosado por los animales que lo perseguían día y noche.

Se silenciaron las hachas y los machetes, con que se tumbaban las montañas de árboles madereros, desde entonces la cuadrilla de trabajadores aventajados en ese oficio se dedican a sembrar y recoger cosechas y a pescar para su subsistencia.



sábado, 8 de noviembre de 2014

UNA MARIPOSA ENCANTADA, DE MIL COLORES

UNA MARIPOSA ENCANTADA, DE MIL COLORES
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano















En un bello jardín del frente de una Mansión, un jardinero de nombre Octaviano, un muchacho de unos trece años de edad, color moreno claro, con unos pequeños y delgados bigotes, típicos de la pubertad, con una educación bien cimentada de su hogar, sembraba y cuidaba con esmero, toda clase de plantas que florecieran, solo con el fin de complacer a una hermosa niña, hija de los dueños de la mansión, a ella le encantaban las flores sobre todo las exóticas.

Una vez la niña con sus padres se fueron  de vacaciones a Paris y encargó del jardín al servidor y humilde Octaviano, quien le prometió a la hermosa niña que cuando regresara, lo encontraría lleno de toda clase de mariposas revoleteando sobre sus pétalos florecidos, como en la Malena de Patillal.

Como regalo en su estadía en la ciudad Luz, le trajo al  jardinero una Mariposa de mil colores disecada y atrapada en un enjambre de alambres con un gancho para colgarla en la pared, fue una alegría inmensa la que manifestó Octaviano, al recibir tan preciado objeto que fue colgado en su cuarto al lado del retrato de sus padres de crianza, que con mucho celos cargaba el jardinero.

El  Jardín estaba florecido y lleno de mariposas de dos mil colores, sobre todo a las nueve de la mañana, cuando el sol emite sus rayos con más intensidad, así como lo prometió el jardinero a su admirada niña, que cada día crecía y se le veía su hermosura, siempre decía Octaviano que esa sería una gran mujer, a él le agradaba el trato de la niña de siete años de edad y ella gozaba de la compañía del jardinero.

Su Padre siempre la regañaba y le decía que no la quería ver en compañía del jardinero a quien trataba muy mal, a la señora madre, le agradaba el joven, que desde los ocho años estaba con ellos, por su educación y respeto y procuraba que su estadía en casa fuera lo mejor, lo tenía estudiando en las noches y le suministraba vestidos y calzados y le daba su mesada de trabajo en dinero, que guardaba el jardinero en una cajita de madera que había adquirido donde su vecino, el carpintero.

Una de las hermosas noches de su estadía en casa de la familia Hondeer, donde vivía, en el patio de la Mansión, sucedió algo inesperado por el joven, cuando entró a su cuarto, encendió la luz y miró a la mariposa y al retrato de sus padres y acto seguido escucho una melodiosa y suave voz encantadora que le dijo:

Octa, no te vayas a asustar soy yo la Mariposa,

Sí,  que quieres, contestó el joven,

Tú me puedes hacer el favor de sacarme de esta maraña de alambres y después soplarme con tu boca, te daré el regalo de tu vida lo que tu más anhelas.

A Octaviano, en fracciones de segundos mentales, pensó en   la hermosa niña, hija de sus patrones y también se dibujó a la Mariposa convertida en mujer, vestida de mil colores, con su belleza natural, en un palacio de amor y felicidad, rodeado de sus dos hijas Sasha y Ksandra.

Procedió Octaviano a soltarle los alambres de cobre a la mariposa de mil colores que le trajo de la Ciudad Luz, la hermosa niña Sasha, hija de Grastini y Ksandra, sin duda el destino del joven estaba centrado en las manos de la Mariposa y sus pensamientos eran los de desposar a la joven Sasha, cuando fuera un poco mayor, con la anuencia de sus padres.

Después de liberada la Mariposa y con un soplo del jardinero, revoleteo por toda la habitación, cantaba, se reía y abrazaba a Octaviano, le bailo música Árabe ataviada con su vestido de Mariposa Encantada, hablaron hasta el amanecer y ella le pidió al joven que la colocara en el lugar que ocupaba en su habitación, hasta que llegara nuevamente la noche.
La niña Sasha, notó la ausencia del jardinero en la mañana y a un descuido de su padre que la llevaba al colegio se escapó y le tocó suavemente la puerta y lo llamaba cariñosamente:

Octa, Octa, Octa levántate que ya me voy para el colegio, abre la puerta.

Se despertó el joven y sorprendido abrió la puerta de su habitación, al verlo la niña sorprendida grito Mama, Papa, vengar a ver a Octaviano, a esa voz, el padre se imaginó, lo que siempre se había imaginado entre su hija y el jardinero, acudiendo al llamado de la niña.

Octaviano amaneció rozagante, su piel morena estaba delgada, sus ojos despiertos, su cabellera espesa y bien peinado, sus bigotes eran abundantes su piel  llena de bellos, su nariz pronunciada y sus facciones bien  cuidadas, un joven a la altura de los patrones, hablando socialmente.

Octaviano, ahora que regrese lo espero en la sala de la casa, que tenemos que hablar, vociferó el Patrón, en un tono grosero.

Se miró el jardinero en un pedazo de espejo que tenía en su baño y la sorpresa fue mayor, miró a la mariposa y esta se sonrió, comprendió el muchacho humilde que se le había concedido su deseo, que de ahora en adelante su vida cambiaria y estaba dispuesto a hablar con el señor Grastini, de tú a tú, como un gran señor.

La señora Ksandra suministró vestidos nuevos al joven que había cambiado su apariencia, ahora era un Príncipe Encantado, el don de la palabra brotó de su pensamiento, tanto que el dueño de la Mansión se quedó sorprendido de la elocuencia de Octaviano en la larga conversación que sostuvieron en la Sala de la Hermosa Mansión, donde el jardinero justificó sus cambios físicos con su pubertad y su elocuencia con las clases en el colegio, de allí salió la propuesta de  acompañar al señor a sus campañas políticas que aspiraría al primer cargo de la Municipalidad.

A la noche siguiente tan pronto se ocultó el Astro Rey, bajo la Mariposa Encantada de mil colores y le dijo a Octaviano, que sus deseos estaban cumplidos:
          
Desposar a Sasha cuando cumpliera la mayoría de edad
 Terminar sus estudios en Licenciaturas Políticas y Económicas y no olvidarse de su Jardin    y sus mariposas encantadas y una sorpresa el día de su boda.
     
Todo lo prometido por La Mariposa Encantada, se le cumpliría a él joven Jardinero, ya en su última y tercer noche de liberada la Mariposa de mil colores, le bajo del retrato a los padres de crianza de Octaviano y por quince minutos se dijeron las últimas palabras que el joven le debía a sus guías de la vida.


Al amanecer, la hermosa mariposa le prometió a Octaviano, que estaría en su boda y en el nacimiento de sus dos hijas, con los rayos solares la Mariposa Encantada y de mil colores, salió por la ventana de la habitación de Octaviano el Jardinero y se alejó en el horizonte, entonando una hermosa canción, acompañada de guitarras y castañuelas Andaluzas.


Para la familia del señor Grastini y la Señora Ksandra, el joven era considerado un hijo, honor que con muchos atributos hacia ellos, profesaba Octaviano el Jardinero Encantado, que con honores se graduó en las Universidades, las dos carreras profesionales que con mucho esfuerzos comenzó años atrás antes de que Sasha la hermosa niña, le trajera de la Ciudad Luz, una Mariposa Encantada de mil Colores.

En una mañana llena de alegría, Octaviano y Sasha, se juraron ante el altar de Dios y en presencia de los padres de ambos jóvenes, una sorpresa de La Mariposa Encantada, para el Jardinero, que la liberó de los alambres y la embalsamada, donde permaneció por muchos años. Los progenitores de Octaviano, fueron localizados y no podían creer que su hijo mayor, se haya convertido en un gran señor, de la emoción su Madre, exclamo: “Hijo te pareces a un Doctor”.

Al siguiente año, nació Sasha hija y dos años después nació la hermosa Ksandra igualita a su madre, Octaviano con la influencia de su suegro, ocupó el cargo de primer ministro de su país, fue catalogado el mejor funcionario que haya pasado por ese Estado.

“Son Privilegiadas, las personas que con  perseverancia,  esfuerzos, confianza en ellos, pensando en grande, logran superar los obstáculos de la vida, mas, cuando la Sociedad que los rodea, los consideran  las Sandalias para Calzar sus Pies”.

Al Jardín de este hogar, atendido por el Doctor Octaviano Del Pino y Carrasco, su hermosa esposa Sasha Hondeer  y sus hijas Sasha y Ksandra, todos los días, llegan en las mañanas, Miles de Mariposas Encantadas de dos Mil Colores, y adornan ese hermoso Jardín.

sábado, 1 de noviembre de 2014

LAS TROCHAS Y CAMINOS DEL SIGLO XVIII y XIX

LAS TROCHAS Y CAMINOS DEL SIGLO XVIII y XIX
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano













Las correrías que realizaban las personas de estos dos siglos en Colombia eran fantásticas, se apoyaban en los animales de carga y de montar, para transportar la carga de un lugar a otro, utilizaban los mulos y mulas, este servil animal soportaba una carga de aproximadamente 100 kilos o sean 200 libras.

El barro de los caminos era la peor parte del recorrido, acompañadas por tormentas y ráfagas de relámpagos, truenos y lluvias, que hacían crecer los arroyos impidiendo la movilidad por horas y hasta días, en espera de que bajaran las aguas.

Un recorrido por la costa desde Santa Marta hasta Mompox Bolívar, duraba en recorrido hasta cuatro semanas aprovechando las noches de luna llena y los caminos alumbrados, pernotaban en fincas y veredas donde pedían alojo y comida.

Con esta modalidad se formaron muchos pueblos en pasos y cruces de arreo de ganado de las sabanas hacia las ciénagas en tiempo de verano, aprovechando el pasto viche que brotan los lugares inundados en época de invierno, y secos en verano.

Los conquistadores españoles llegaban en Barco al puerto de Santa Marta y a paso de mula y caballo atravesaban la Sierra Nevada de Santa Marta, pernotaban el Valencia de Jesús y llegaban a Valledupar.

Otra ruta era de Santa Marta hacia Santa Cruz de Mompox, bajaban la Sierra y pernotaban en San Ángel Magdalena y de allí llegaban a Mompox Bolívar.

Tras este recorrido llevaban esclavos cargando a pie personajes en carruajes y carga personal de cada uno de ellos. Todo el que caía exhausto del hambre y el cansancio le iban dando de baja y allí se lo comían los animales salvajes que merodeaban esos caminos.

Los Barcos cargueros con mercancía de contrabando atracaban en los puertos de Riohacha, Uribía y Dibulla en la exótica y mítica Guajira, de allí cargaban una flota de animales en caravana hasta Riohacha y Maicao, declarados puertos libres y llegaban hasta la baja guajira y Valledupar.

Cuando los juglares Francisco Moscotes, Alejandro Duran Díaz, Enrique Martínez, Pacho Rada, Guillermito Buitrago Juancho Polo Cervantes (Valencia), Enrique Díaz, Abel Antonio Villa y muchos más,  salían en correría por los pueblos de la Costa, lo hacían a lomo de Caballos y Mulos, aperados con un pellón tejido, en donde guardaban las provisiones alimenticias, los tabacos y su botella de ron, para los que les gustaba el trago, pernotaban en casas de familia donde los invitaban a comer y dormir, las manos se las metían a los bolsillos muy pocas veces, porque no había que sacar el dinero para pagar los pasajes o la comida y dormida.

Era difícil comunicarse con su familia porque el medio no lo permitía, acuérdense lo que le sucedió al maestro Abel Antonio Villa a quien le hicieron cinco noches de velorio, porque se regaron unas bolas que se había muerto.

Las familias de estos personajes, similar a los de el arte de la vaquería y los trota mundos que salían de sus hogares y a veces no regresaban más y no había una sola persona que dijera, los vi en la trocha de Codazzi a Venezuela, o en el camino de Manaure Cesar bajando la sierra hacia Venezuela, o ellos están trabajando en una Matera en Venezuela.

Dos siglos después, nos trasladamos de un lugar a otro en Vehículos modernos con aire acondicionado, en aviones modernos en donde dan meriendas y le ofrecen tragos de  licores finos, y en menos de lo que canta un gallo, que ya cantó, estamos trasladados al sitio deseado.

Preguntamos en la actualidad, cuanto se demora en recorrido un bus de Barranquilla a Valledupar: Cinco Horas.

De Barranquilla a la Villa de San Benito Abad: Tres horas a Sincelejo la capital del Departamento de Sucre y de allí a la Villa, tres horas más porque los buses van recogiendo pasajeros y montando y bajando bultos con mercancías varias, el camino está igualito al siglo antepasado, en caminos de herraduras y la ñapa es que llegamos rojos del polvorín de la carretera.

Para eso deben de eliminar a los buses y volver a los mulos y caballos, así quedaría mi pueblo no a seis horas, sino a veinte tabacos.

Será que algún hijo de San Benito Abad, o un forastero de esos que llegan a hacer patria, que vive en el mundo de la Política, tenga la suficiente fuerza de gestionar la pavimentación en asfalto de esos 49 kilómetros de vía.

Será que algún visionario inversionista después de asfaltar la carretera que conduce a ese bello municipio podrá montar una flota de buses con aire acondicionado hacia el Municipio de San Benito Abad en el Departamento de Sucre.

Se podrá gestionar con los descendientes de los judíos en Colombia, habilitar esos edificios que se encuentran desocupados y destruidos, para montar un Hotel, y unas fábricas de confecciones con fines de exportación y darles trabajo y vida a sus habitantes.

Si el mundo ha cambiado tanto en dos siglos, porque no soñar en el XXI, la Inversión Social está llegando a mi hermoso pueblo, las regalías del Petróleo y el Carbón repartidas equitativamente deben dar resultados positivos, la anhelada carretera Sampues San Benito Abad, puentes y rellenos, están caminando de la mano de la Gobernación de Sucre. Amanecerá y veremos.